Pablo
Mi vida sin ella.
Día 1:
Lloré toda la noche, aquella mirada de decepción no deja de perseguirme. Mucho menos los recuerdos porque aunque fue corta nuestra relación. Los sentimientos que desprendimos eran intensos. No tengo ganas de salir de la cama, ni siquiera quiero comer ¿Para qué? Quiero morirme.
Día 2:
Qué corto fue el amor, y qué largo el olvido. Hasta ahora entiendo esa frase. Creí que lo que sentí por Raquel era fuerte, pero este amor que me consume por Valentina lo ha superado en creces. No tengo idea de cómo podré luchar por ella. Quisiera ir a su departamento pero ¿Qué imagen puedo dar? Soy un perdedor y ni siquiera sé qué decirle; después de todo, le he hecho más daño que nadie. Apenas he comido, solo porque mi estómago no me dejaba en paz.
Día 3:
El teléfono no ha dejado de sonar. Se supone que debía ir a la oficina, pero no quiero salir. No necesito ni lástima ni compasión de nadie. Merezco este castigo, pero eso no quita que mi alma se esté muriendo de amor. Busco todas las botellas de alcohol que hay en el departamento y empiezo a beber. No, no comí nada.
Día 4:
¿Qué estará haciendo? ¿Sufrirá como yo? Está lloviendo y eso me hace sentir melancólico, tengo la guitarra conmigo y la rasgo tontamente. Quiero desquitarme como lo hice alguna vez, pero mi musa se ha esfumado. Tiro la guitarra sin importarme a dónde choque y bebo otra botella. No comí, con el whisky me basta y me sobra.
Día 5:
Las noches son una mierda, mi mente me atormenta con la imágenes de su cuerpo fundido con el mío, de sus labios recorriéndome, de su voz cargada de pasión clamando mi nombre. Si la hubiera convencido de que me escuchara, tal vez estaríamos en la cama, haciendo el amor, tantas veces, hasta que me creyera. Maldita sea ella, malditos sean estos recuerdos, maldita sea su desconfianza. Maldito amor.
Día 6:
Tengo mi almohada cubierta de lágrimas. Mi boca anhela sus besos, necesito escuchar su voz, sentirla junto a mí y despertar a su lado. Se ha colado tanto en mi vida que ahora no sé que haré. Por primera vez, intento llamarla pero está apagado, no quiero hablarle a nadie más, solo a ella. Después de dejarle un mensaje en el buzón de voz, regreso a la cocina a buscar más alcohol.
He comido algo, mi estómago a vuelto a reclamar.
Día 7:
Hoy saldríamos de vacaciones, más bien, hoy iba a proponerle pasar las navidades juntos, con mi familia, y año nuevo con los suyos. No va a poder ser. Esperaba este día con ansias, quería ver cómo se dibujaba aquella sonrisa que tanto amo. Estaba dispuesto, estaba feliz. Tantos planes que hice para nosotros y ahora nunca pasarán. Hoy, más que nunca, me invaden los recuerdos. Llamo al guardia y le pido que compre todo el alcohol posible, no me importa lo que cueste, solo quiero olvidar.
Quiero olvidar la gloria que estuve a punto de tocar.
Día 8:
Rabia, llanto, alcohol.
Esto es demasiado para mí. Me estoy muriendo sin ella y no tengo a nadie más para contarle mi tragedia. Vuelvo a llamarla, pero sigue sin responderme ¿Me echará de menos? Siento que voy a perder la cabeza si continúo buscándola en cada rincón. Suena el teléfono, como siempre, pero me niego a contestar. Las lágrimas vuelven a aparecer y me encuentro llorando sobre mi guitarra, intentando encontrar mi desahogo.
Pero mi musa era ella, ahora me siento en la deriva.
Día 9:
He despertado sudando, un loco sueño. Julia frente a Valentina, con una pistola entre sus manos. Yo en medio de ellas suplicando que no nos hiciera daño. Me pedía que le dijera que la amo, aún cuando es mentira. No lo hice. Apretó el gatillo, mi Valentina cae. Esta vez es mi pasado quien me atormenta, quien se ríe a expensa mía y se burla de haber soñado con un buen futuro.
Merecía sufrir y esta fue la mejor manera. Bebo sin parar y como lo que sea que esté en el refrigerador, ya nada me importa, todo me sabe y me da igual. La quiero a ella, solo a ella.
Día 10:
¡Te odio, Julia! Despierto de nuevo con esa maldita pesadilla. Se juntan con los recuerdos de aquel maldito día, finalmente la rabia comienza a tomar control de mi cuerpo. Me pongo en pie y destruyo todo lo que hay a mi alrededor. Grito hasta quedarme sin voz, para luego sollozar hasta quedarme sin alma.
Vuelvo a beber sin control, no como más que una manzana.
Día 11:
¿Por qué dudaste de mi? ¿Por qué me castigas con tu silencio? ¿Por qué te vas?
Te amo tanto, Valentina, que me duele. Sabía que no podía soportar tu adiós y, aun así, me entregué por completo a ti. Estaba dando todo por ti y a la primer amenaza, te vas. Tal vez te hice demasiado daño en el pasado y nuestro presente no fue suficiente para ti. Sin embargo, has hecho pedazos mi corazón y no sé hasta cuando podré soportar este dolor.
Día 12:
Bebo hasta perder la cabeza, bebo para olvidar lo que tuve alguna vez, bebo para tratar de desaparecer el recuerdo de tus labios, de tu voz, de tu risa, de tu cuerpo, de tu amor. Bebo para dejar de preguntarme si estás bien o te has marchado. Si alguien está comienza a entrar a tu corazón.
No quiero verte en brazos de alguien más.
Día 13:
Apenas logro caminar hacia mi cama, no quiero comer, no quiero verme al espejo. Harto de las decenas de llamadas y mensajes, estampo mi teléfono contra la pared. Este no es el Pablo que conociste, no es el que suplicó tu amor cuando no lo merecía. Este es casi el hombre que destruyeron aquel par de malditos.
Este hombre está derrotado.
¿De qué me sirve vida?
Día 14:
¿Has vuelto? No, solo se trataba de un sueño. Creo que mi sangre es alcohol. He bebido tanto que voy a perder la cabeza aunque, en realidad, ya siento que me da vueltas. Quiero morirme, en tus brazos, sonriéndome por última vez. Creo que no haría mucha diferencia si me quedo aquí, porque solo quedará el cascarón de lo que alguna vez fui. Dios... ya no siento mi cuerpo ¿Este es mi final?
Me estoy muriendo por amor y lo haré pronunciando tu nombre por última vez.
Te amo, Valentina Torres.
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¿Cómo decirte que te quiero?
Fanfiction¿Qué debo hacer para que te fijes en mí? Siempre pasas a mi lado, pero jamás te detienes a mirarme. Soy solo una más en la lista de personas con la que te has topado. Tienes todo y yo tengo nada. ¿Cómo puedo rivalizar con las mujeres que te pasea...