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Washington DC

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Washington DC.

Apenas y se notaban los primeros rayos de sol de aquel día. No habían personas concurriendo el lugar. El olor de agua del lago a su lado le traían recuerdos cómo una fuerte oleada.

Trotó a una velocidad anormal, uno de los efectos del suero en su sangre.

Visualizó a un hombre que trotaba normalmente.

Pasó por su lado a su velocidad normal que era cómo si una persona estuviera corriendo a gran velocidad.

—A tu izquierda—pronunció al hombre siguiendo con su trote.

El moreno frunció el ceño confundido pero siguió cómo estaba.

Minutos después cuando ya se visualizaba más la salida del sol, el hombre vió cómo de nuevo el rubio pasaba por su lado.

—A tu izquierda.

—Sí, a mí izquierda. Entendido—dijo divertido mirando cómo el chico fornido seguía en su duro trote.

Un rato más tarde el moreno ya estaba cansado y el sudor comenzaba a notarse en el cuello de su suéter aunque seguía su trote.

Mirá hacia atrás observando cómo el rubio se acercaba sin signos de cansancio.

—No lo digas, no lo digas.

—A tu izquierda.

—¡Oh por favor!—exclamó aumentando su velocidad para tratar de alcanzarlo aunque fué algo inútil ya que el rubio llevaba una ventaja de veinte metros y contando.

No pudo más y paró sintiendo cómo sus pulmones dolían en cada respiro.

—¿Necesitas un médico?—habló divertido caminando hacia el moreno que estaba sentado bajo un árbol y recostado en el tronco.

Soltó una risa cansada y miró al rubio que colocaba sus manos en su cadera mirándolo con una sonrisa ladeada.

—¡Necesito pulmones nuevos!—exclamó cómo pudo.—hombre, corriste 20 kilómetros en 30 minutos—alzó una mano.

—Creo que empecé tarde—miró alrededor.

—¿En serio? Deberías avergonzarte. Deberías dar otra vuelta—negó con la cabeza, al no tener respuesta inmediata fijó su vista en el rubio.—¿Ya lo hiciste?. Lo supuse—exclamó riendo.

—¿En qué división estás?—preguntó señalando su suéter con un pequeño logo.

—En la 58, para rescate—respondió.—Pero ahora estoy trabajando en el Departamento de Veteranos.—alzó una mano en su dirección haciendo una seña para que lo ayudara a levantarse.—Sam Wilson—fué ayudado soltando un quejido de dolor.

—Steve Rogers—lo levantó sin problema ni esfuerzo.

—Lo supuse—se reincorporó algo adolorido poniendo las manos en su cintura.—debe haber sido una locura regresar después del descongelamiento—comentó.

La Hija De StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora