«Y todos los caminos que tenemos que caminar son sinuosos. Y todas las luces que nos guían nos están cegando. Hay muchas cosas que me gustaria decirte y no sé cómo»
«En tu miedo, sólo buscas la paz. En su miedo, buscas sólo amor»
«Nada me...
—Me encantó todo, muchas gracias—dijo para después besarlo dentro del coche. Ya habían llegado a la Torre, eran alrededor de las una de la mañana.
Bajaron del coche y caminaron al elevador que aún era resguardado por dos agentes. Al llegar al piso de las habitaciones caminaron tomados de la mano hasta la puerta de la chica, María miró al hombre y lo tomó de las mejillas para besarlo, Steve puso sus manos en la cintura de la chica acercándola.
María estaba consciente de que no pasaría nada ésta noche, pues sabía y entendía que a Steve lo frenaba sus ideales y principios.
Pero se conformaba con lo vivido ésta noche y día. Todo había sido especial y perfecto.
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—¡Falta una semana!—exclamó su madre en un chillido emocionada.—mañana iré a Nueva York, hay que arreglar mucho. Tu vestido, el mío, el lugar dónde se celebrará todo, la decoración...—habló rápidamente haciendo rodar los ojos a su hija.
—Pensé que se haría en la Torre—frunció el ceño confundida.
—De eso hablaré con tu padre cuando llegue. ¡Son muchas cosas! Menos mal que tengo a Karina—María volvió a rodar los ojos.
«Genial»
—Oh, los invitados también, ¿Estará Liz? ¿John, Ice? ¿Jace?, Tus tíos creo que asistirán al igual que papá.
—Mamá, basta—rió acostada en el mueble más largo de la gran sala.
—Los vestidos los elegiremos en mi tienda de Nueva York, tengo una nueva colección preciosa diseñada pensando en tí. Podemos ir con Pepper, también Nat, Liz si es que puede...
—¡Mamá!—soltó una carcajada interrumpidola.—mañana hablaremos mejor, estás agitada.
—Oh créeme que sí—suspiró.—sólo espero que ese día los periodistas no se excedan, ya que bueno, saben que eres hija mía y de Tony.
—Papá se encargará de eso, no te preocupes.
—Bien. Tengo que colgar. Saludos a todos y mi yerno también—las mejillas de María se pusieron coloradas.
