40.

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Cómo todo buen momento, fué interrumpido. El teléfono de María comenzó a vibrar sin parar haciendo que Steve y la chica separaran sus labios y caricias de golpe por el susto, se miraron y no tardaron en reír.

—Contesta—le dijo el rubio dándole un vasto beso en los labios y quitándose de encima de ella.

María se levantó y caminó a su mesita de noche para tomar el teléfono, lo contestó sin ver quién era sino mirando al hombre que se sentaba en el borde de la cama.

—¿Si?.

Al fin contestas mis llamadas, llevo días tratando de comunicarme contigo—habló Jace con cierto tono de molestía.

—Lo siento, estuve ocupada—respondió acercándose un poco al rubio.

¿Sabes que ahora todo el mundo sabe que eres hija de Tony Stark? Y que de paso eras una agente ¡UNA AGENTE!—alzó la voz haciendo reír a la chica que acariciaba el cabello de Steve.

—Relajate, después te explico todo.

Eso espero, también tengo cosas que contarte sobre Melissa. È fantastico! ‹¡Es increíble!›—exclamó en su idioma natal.

Me alegro Jace—sonrió. Steve frunció el ceño y María le guiñó un ojo.

—¿Nos vemos en Cielo?.

Es una tentadora oferta—se mordió el labio inferior haciendo que el rubio frunciera su ceño aún más—¿Hoy?—propuso. Steve imaginó de lo que hablaban, así que le vino una idea en mente. La tomó de la cintura y la sentó en sus piernas tomándola por sorpresa, las piernas de ella se enrrollaron en la cintura del hombre.

—Tú sólo dime la hora—Steve pudo oír lo dicho por el chico, comenzó a besar el cuello de María haciéndola apretar los labios para que un gemido no saliera.

—Hoy no—le susurró en su oreja haciendo estremecer a la chica mientras la pegaba más a él.

¿María? ¿Estás ahí?—preguntó extrañado.

—Sí, aquí estoy—respondió tratando de apartar al rubio de su cuello pero se aferró más a ella, soltó un gemido involuntario.

¿Que fue eso?.

Nada, nada. Tengo que cortar, en unas horas te envío mi respuesta, adiós—colgó la llamada sin esperar respuesta.—te pasas Rogers, te pasas—rió tirando el teléfono al sofá largo.

—No quiero que salgas con él—habló serio.

—¿Por qué?—alzó una ceja divertida.

—Porque tal vez tenga otras intenciones contigo.

María rió y lo besó.—Él es sólo un amigo. Además, en su mente se encuentra otra chica. Así cómo en mi mente te encuentras tú.

Steve sonrió mientras acariciaba los muslos de la chica, su vestido se había subido un poco.

Enrrolló los brazos en el cuello de él y juntó sus frentes.—¿En qué estábamos?—dijo acariciando su cabello.

—En que usted, señorita Stark, aceptará la invitación de éste hombre para una cita ésta noche—dijo en un tono suave y sugerido.

María sonrió.—Acepto, Capitán Rogers—lo besó provocativamente.

—Si sigues así no me importará hacer algo—murmuró aún besándola.

—Estoy esperando que hagas algo—susurró despegando sus labios y mirándolo.

—No aún preciosa—besó su frente.

La Hija De StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora