21.

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—Harás que mi padre me mate, de verdad—dijo María cuando salieron del ascensor

Habían varios agentes, recepcionistas y guardias de aquí para allá aún. Caminaron hacía las puertas delanteras del edificio dando asentamientos con la cabeza a las personas que caminaban en nuestra dirección que les respondían igual.

—Tony es un exagerado—rieron.

Al estar en las puertas varios agentes la cuidaban tanto por adentro cómo por fuera. Uno de ellos abrió las puertas poniendo su identificación en una pantalla que las detectaba para ver si eran auténticas, al sonar un pip abrió una puerta permitiéndoles la salida de la Torre.

Ese mismo agente les pidió un taxi por orden de Nat al cuál subieron para que el hombre regresara al edificio hablando por su comunicador.

Le dieron la dirección al chófer quién obedeció sin rechistar y en absoluto silencio por el camino mientras las dos mujeres hablában.

Cuando llegaron minutos después a la Tasca le pagaron al señor y salieron del vehículo, se adentraron al lugar que ya estaba habitado por varias personas bebiendo y bailando. Procedieron a sentarse en unos taburetes ubicados en la barra, le pidieron al mesero vestido de unos pantalones de vestir negros, cinturón, camisa blanca abotonada mangas largas y corbata sus bebidas. Natasha pidió uno llamado sexo en la ciudad mientras María pidió una piña colada para comenzar suave.

—¿No crees que hubiera sido mejor venir en uno de los autos de papá?—preguntó alzando un poco la voz ya que la música resonaba algo fuerte.

Antes de que Natasha respondiera el jóven mesero les trajo sus bebidas, las cuáles aceptaron dando las gracias.

—Éste va por la casa señorita—le dijo el chico de ojos oscuros mirándola con una sonrisa.

—Pues muchas gracias—le devolvió la sonrisa.

El jóven le guiñó un ojo y se fué para atender a otros clientes. Bebió un sorbo desde el pitillo y miró a Natasha que la miraba divertida.

—У кого-то будет номер сегодня ‹Alguien tendrá un número hoy›—habló socarrona.

María sólo rió y rodó los ojos.

—Contestando a tu pregunta—dió trago de su bebida y la puso en la barra.—si nos hubiéramos venido en un auto de Tony él sabría nuestra ubicación—le dijo simplemente.—conociendo a Tony, se aparece aquí—soltaron una carcajada.

—Хитрая вдова ‹Astuta Viuda›—tomó otro trago de su bebida con una sonrisa.

Luego de una hora de tragos y conversaciones un hombre borracho hasta la coronilla se le acercó a Natasha. María reía con fuerza y trataba de reprimir su risa al ver cómo el tipo se le insinuaba. El señor intentó tocarla y lo que ganó fué un golpe muy fuerte en la cara desplomandose al piso con su nariz rota. Las personas que estaban cerca miraron la escena sorprendidos, las personas de seguridad se acercaron rápidamente. Dos alzaron al hombre que se quejaba mientras su ropa era llenada de sangre que goteaba de su nariz y lo sacaron del establecimiento. Uno se acercó a Natasha ofreciéndole unas disculpas.

—No se preocupe, supe controlar la situación—habló una coqueta Nat al hombre que tenía su frente.

—Muy bien controlada—bromeó y ambos rieron.—que disfruten el resto de la noche señorita—María le dió un asentamiento de cabeza con una sonrisa. El hombre tomó delicadamente la mano de Nat y le besó los nudillos para después marcharse sin antes de guiñarle un ojo recibiendo una sonrisa por parte de una coqueta pelirroja.

La Hija De StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora