18.

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—¿Cuando le dirás Steve?—preguntó Natasha al escuchar la decisión del Capitán

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—¿Cuando le dirás Steve?—preguntó Natasha al escuchar la decisión del Capitán.

—No lo sé aún—dijo observando los papeles en la mesa.

—Piensa bien lo que dirás—dejó la carpeta sobre la mesa y cruzó los brazos en ella.

—Espero y comprenda, aunque cuando se lo comenté me aconsejó que fuera—se apoyó en la gran mesa de la sala de Juntas.

—Debe ser duro para ella—susurró la pelirroja para sus adentros.

Steve frunció el ceño.—¿Que?.

—Rogers, ¿Cuando aceptarás que te gusta?—lo miró con una sonrisa ladeada.

—Yo no... Ella no me...—balbuceó ocacionando una pequeña carcajada por parte de Nat.

—Eres pésimo mintiendo—negó divertida.

—No me gusta Nat, sólo es la hija de Stark—puntualizó retomando su firme postura y prestando más atención a los papeles sobre varios alterados con el extremis que seguían fugitivos.

—¡Vaya! ¡Ambos son unos cabezotas!—ironizó.

—Sólo digo la verdad—tomó asiento a a su lado.

—Sólo dices lo que quieres creer—corrigió.

Steve la miró y suspiró. Tenía razón.

Antes de que pudiera responder, María y Clint entraron a la sala, se les veía apurados y la chica tenía un semblante distinto; serio y firme.

—Encuentralo rápido—dijo María a Barton que se posicionaba en un asiento con una computadora en un escritorio.

Nat y Steve se miraron y luego a ellos que parecían prestarle más atención a lo que Clint tecleaba.

—¿Que sucede?—preguntó Nat alzando una ceja.

—Misión de última hora—se limitó a responder María sin voltear a verlos.

—Creo que lo encontré—informó Clint mientras María se acercaba más a la computadora y a él.

En la pantalla se visualizó un mapa con la ubicación de el personaje a quién buscaban.

—Está aquí mismo en Nueva York—María se alejó de la pantalla.

—Jarvis que preparen un auto, salimos en 10 Clint—informó con firmeza caminando deprisa hacia la salida de la sala.

Cómo ordene señorita Stark.

Clint se levantó del asiento y se acercó un poco a los presentes que lo miraban inquisitivos.

—Nisiquiera nos miró—dijo Nat riéndose.

—Toma muy enserio su trabajo—sonrió.—Un alterado con extremis con rehenes—dijo Clint mirándolos.—Fury nos encargó ir a María, dos agentes y a mí.

La Hija De StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora