«Y todos los caminos que tenemos que caminar son sinuosos. Y todas las luces que nos guían nos están cegando. Hay muchas cosas que me gustaria decirte y no sé cómo»
«En tu miedo, sólo buscas la paz. En su miedo, buscas sólo amor»
«Nada me...
a hija de Tony Stark despierta a la mañana siguiente gracias a que no encontró a Steve en su cama. Frunció el ceño confundida sentándose con la cobija cubriendo su cuerpo desnudo.
Su mente viajó a la noche anterior. Las caricias y besos de Steve se hicieron presentes sacándole una sonrisa. Tocó sus labios con la punta de sus dedos, la forma en la que el rubio tocaba su cuerpo con tanta delicadeza y ternura la hacían suspirar con una sonrisa más de una vez. Había ocurrido, esa noche la había hecho suya.
La felicidad le brotaba por los poros. Eran increíbles todas las sensaciones que sentía en éste momento.
Se levantó con destino a su baño recogiendo su ropa del suelo, la de Steve no estaba.
Se dió una ducha caliente haciendo relajarla más de lo que se encontraba. Minutos después se vistió con unos jeans, una camisa blanca y unas vans.
Tomó su teléfono revisandolo y se sentó en el borde de la cama, encontró unos mensajes de Liz y de Jace, se fijó en la hora y eran las nueve pasadas.
Mientras contestaba los de Liz, la puerta de su habitación fué abierta dejando a la vista a Steve cambiado de ropa y con una bandeja con un desayuno en sus manos. La chica le sonrió y el igual lo hizo acercándose a ella, dejó la bandeja a su lado y se acercó a besar a la chica.
—Buenos días—le dice después de despegar sus labios.
—¿Cómo amaneces?—pregunta pegando sus frentes mirándose a los ojos.
—Perfectamente—sonrió. Steve también lo hizo.
María lo tomó de la chaqueta que traía puesta para volver a besarlo suavemente.
—¿Saldrás?—preguntó después de besarlo.
Él asintió.—Iré al aeropuerto con Nat en busca de Clint.
—De acuerdo.
—Come. Vuelvo en un rato—volvió a besarla.
—Te quiero—dijo en medio del beso.
—Te quiero aún más preciosa—respondió no queriendo separar sus labios.
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—¡Llegó por quién lloraban!—exclamó Clint alzando las manos mientras salía del ascensor junto a Steve y Natasha.
—¿Acaso llegué yo?—dijo Tony sirviéndose un trago en el minibar.
—También te extrañé Stark—habló con sarcasmo mientras se acercaban.
—Katniss, que alegría verte—le sonrió desde el taburete dónde estaba sentada.