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Domingo, 7:28am

—Es mejor que no vayan—opina María.— los descubrirán—miró a su papá preocupada.

—Sólo a Tony y a Steve, no creo que conozcan las identidades de Nat, Clint y Bruce— dice Happy.

—Esto es muy riesgoso y lo saben, no tienen que acompañarme— la chica trata de razonar.

—Ya planeé todo para que podamos escuchar la Misa sin ningún problema—Pepper se hace presente.

—¿Ves?— dice Tony con una sonrisa.

...

—¿Y María?—pregunta Stark mirando a todas partes. Ya había culminado la Misa y hasta ahora no se habían presentado problemas. La iglesia era bastante grande y con unos diseños en vitral muy hermosos, habían unos parcos por lo que se pudieron sentar tranquilamente sin preocuparse demasiado de que los fueran a descubrir, a la hora de comulgar y de la ofrenda, habían unas escaleras por detrás para poder bajar pero sólo bajaron Pepper y María.

—Venía detrás de mí— dijo Clint a punto de subir al vehículo.

Steve fijó su mirada a la entrada de la iglesia, personas charlaban o entraban y salían, encontró a María, hablando pasivamente con una señora castaña con notorias canas, le cálculo unos 50 años, tenía a su lado a una pequeña de tal vez 10 años.

—Ahí está— señaló a la chica. Tony miró como sonreía y se despedía de la señora y la niña. Caminó hacia donde se encontraban a unos metros de distancia.

—¿Y esa señora?— pregunta su padre.

—Es una de las encargadas del mantenimiento de la iglesia, dijo que era la primera vez que me veía por aquí, me preguntó que como me había parecido la Misa y que si me vería frecuentemente—sonrió abriendo la puerta de uno de los coches y subió cerrandola.—quiero comida—mientras bajaba la ventanilla hizo un puchero, a Steve le pareció tierna y sonrió subiendo a otro coche en el cuál estaban Clint, Nat al volante y Banner de copiloto.

—¿Comida china?— sugirió su papá.

—Comida china— afirmó

...

—¿Todo listo para mañana?— Clint se sienta a su lado en el mueble más grande donde ella permanecía acostada, con una manta y mirando una película.

—Sí. Sólo serán unas horas, no me extrañes tanto—le guiñó el ojo divertida.

—Por mí, que sea todo el día— soltó una risa al igual que María.—¿A qué hora empieza el partido de Los Dodgers?— preguntó mientras tomaba en control remoto y cambiaba los canales, María suelta un bufido.

—Agh, Los Dodgers apestan—rueda los ojos.

—No te metas con Los Dodgers, Medias Rojas— le lanzá una mirada asesina.

—Boston es mejor y lo sabes, acéptalo— sonríe.

—Jamás—suelta un bufido y la chica ríe.

Steve sale del ascensor y una risa familiar invade sus oídos, sonríe levemente y se dirige a uno de los sillones frente al más grande.

La Hija De StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora