108 || wherever you are

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Luke tomó una gran bocanada de aire y tronó sus dedos antes de abrir la puerta de la sala de ensayo donde Shawn le dijo que Giselle estaría

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Luke tomó una gran bocanada de aire y tronó sus dedos antes de abrir la puerta de la sala de ensayo donde Shawn le dijo que Giselle estaría.

La chica se encontraba sobre un banco de madera, con una guitarra sobre sus muslos, sus manos tocaban la melodía de una canción que Luke conocía bastante bien y su voz la acompañaba, sus ojos se encontraban cerrados y estaba tan inmersa, que no notó la presencia de alguien más en la habitación.

Luke cerró la puerta detrás de él y se recargo en esta, fascinado por observar a la chica cantar, después de cuatro tortuosos meses sin verla en lo absoluto. Sin duda los peores meses de su vida.

— Torn in two —la frente de Giselle se arrugó y tomó la guitarra con más fuerza. La primera lágrima rodó por sus mejillas y no pasó desapercibida por el rubio observandola—. And I know I shouldn't tell you but I just can't stop thinking of you...

La voz de Giselle se quebró un poco y las lágrimas comenzaron a mojar más las mejillas de la cantante, Luke sentía su interior quebrarse ante la escena. Odiaba ver a las personas llorar, pero más que nada odiaba ver a Giselle llorando por su culpa.

— Every night I almost call you, just to say it always will be you, wherever you are.

La castaña siguió cantando, sosteniendo la guitarra como si de una armadura se tratara, con sus ojos cerrados y miles de lágrimas mojando sus mejillas. Dejando salir todo lo que había acumulado por meses.

No aguantó más. Comenzó a caminar a paso lento hacia ella.

Todo lo que podía pensar es que era para él, esas palabras llenas de dolor y lágrimas salían por su culpa, por culpa de ambos. Luke sólo quería arreglarlo, la separación estaba matandolo.

— You can say will be together someday, but nothing lasts forever, nothing stays de same... —un pequeño sollozo dejó los labios de la chica. Escuchó suaves pasos acercarse pero lo ignoró, pensando que tal vez era su mejor amigo—. So why can I stop feeling this way?

— Torn in two, and I know I shouldn't tell you but I just can't stop thinking of you —la ronca voz del rubio hizo que Giselle diera un respingo y abriera sus ojos. Poniéndose de pie de inmediato.

Dejó la guitarra sobre la silla y se levantó, más no se acercó a él.

No era su imaginación o un sueño, frente a ella se encontraba Luke, por primera vez, después de cuatro eternos meses soñando con el azul de sus ojos, lo tenía en frente. Tan hermoso como siempre.

Ninguno dijo nada por lo que parecieron horas, aunque en realidad fueron simples segundos. Giselle estaba inmóvil, con lágrimas aún cayendo inconcientemente de sus ojos y miedo a acercarse, temiendo que Luke se desvaneciera de la nada, aunque estaba bastante segura que eso no pasaría.

Luke dio el primer paso. Se acercó a ella con cuidado y se atrevió a rodearla con sus brazos, la canadiense no tardó en esconder su rostro en su pecho y soltar por completo el llanto.

No hacían falta palabras. Ambos sabían que necesitaban del otro y habían dejado pasar tanto tiempo que no había necesidad de hablar. Simplemente querían sentir al otro. Sentir esa calidez llenar sus pechos de nuevo. Sentir que con ese abrazo todo estaría bien otra vez.

Giselle tenía la camiseta de Luke entre sus puños e intentaba calmarse aspirando su aroma, pero eso sólo la rompía más. Le había extrañado demasiado. Luke se había vuelto indispensable en su vida y el tiempo separados se volvió un infierno, aunque no lo admitía. Se dio cuenta que lo amaba aún más de lo que creía, extrañó absolutamente todo, hasta el más mínimo detalle.

Volvío a aspirar aquel aroma y soltó una gran bocanada de aire, ya más calmada.

— N-No me vuelvas a dejar —suplicó, con la respiración aún cortada. Luke dejó suaves caricias en su espalda y besó repetidas veces su coronilla.

— Nunca más, mi amor —respondió el rubio, tomando su mentón para sacar su rostro de su escondite y admirar esos ojos avellana llenos de lágrimas.

— L-Lo siento —su voz tembló otra vez y el ojiazul negó repetidas veces—. L-Lo siento mucho.

— Está bien, cariño. Yo también lo siento, tenía miedo —su mano ahora se extendió por su mejilla y acarició esta, limpiando algunas lágrimas—. Te amo, Giselle.

Los ojos azules observaban directamente a la canadiense, que se atrevió por fin a devolverle la mirada. Giselle hizo desaparecer el espacio entre ellos y juntó sus labios con los del rubio después de tanto tiempo. Pasó sus manos por su cuello y dejó que sus dedos tirarán de los rizos rubios como solían hacerlo.
El mayor sonrió a mitad del beso y la chica despegó sus labios, dejando un delgado hilo de saliva entre ellos.

Ambos sonrieron con sus frentes pegadas.

— Yo también te amo, Luke.

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐀𝐋 𝐋𝐄𝐓𝐓𝐄𝐑𝐒 ➺ luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora