Adam
Después de dos días de la partida de Jeca, yo me encontraba en mi casa limpiando con Malcom de "ayudante" y buena música de fondo. Mientras tallaba la estufa, mi amigo se limitaba a mandar mensajes en su celular.
—Tengo que comprar otro de estos —mencioné señalando un frasco vacío de limpiador.
—¿Eso para qué sirve?
—Para limpiar la estufa. Quita todo lo que esté pegado incluso en las parrillas, es como magia —hablé casi con emoción.
—Es limpieza, Adam, otra cosa es que tú no supieras hacerlo...
—¿Y tú sí sabes?
—No, yo soy un caso perdido. Pero estamos igual, solo limpiamos si alguien más lo pide —concluyó riendo y dejando su celular a un lado.
—A mí nadie me lo pidió —me defendí con fastidio.
—¿Entonces por qué lo haces? No estaba tan sucio como otros días. —Hice una pausa, sabía que mi respuesta era demasiado pendeja.
—Porque Jeca me va a regañar, ella la limpió antes de irse. —Malcom soltó una carcajada.
—Ya quiero que regrese. ¿Creés que te traiga un regalo? No sé, tus testículos por ejemplo; es que parece que se los llevó.
Su comentario me hizo pensar. Malcom tenía razón, estaba haciendo muchas cosas diferentes solo por ella.
—Ojalá que sí, no quiero ser ese tipo de hombre que hace todo lo que su novia le ordena. Dios, es una niña y yo estoy prendido en ella... ni siquiera creo que se dé cuenta de lo mucho que me gusta.
—¿Quién lo diría? Adam, el que no dormía con la misma chica más de dos meses, el que se burlaba del amor, el que hizo llorar a tantas mujeres al romperles el corazón, el que mentía para tener sexo fácil... ese Adam está limpiando la estufa para que su novia siete años menor no lo regañe cual niño.
—Estoy totalmente perdido —admití frustrado.
—No es tan malo, ¿sabes? ¿Recuerdas cuando era novio de Damaris?
—¿Cómo olvidarlo? Esa mujer te hizo mierda...
—Exacto. Me hizo cambiar todo lo que no le gustaba de mí: Dejé de fumar, de salir, cambié mi forma de vestir, incluso dejé de hablar con mis amigos; todo eso para que al final dijera: "Ya no eres la persona de la que me enamoré" —imitó con la voz aguda—. ¿Pero sabes qué? No me arrepiento de haberla querido así y de haberle hecho caso en todo. Aprendí mucho de eso, ahora sé lo que debo y no hacer. Me estoy tomando mi tiempo antes de entrar en una relación formal porque sé que la próxima relación que tenga será mucho más madura... puede que hasta sea el amor de mi vida...
—¿Me estás diciendo que Jeca me va a hacer mierda o será "el amor de mi vida"? —cuestioné confundido gesticulando lo último de forma muy afeminada, Malcom se encogió de hombros.
—Estás cambiando por ella, es un hecho. En otro momento no te hubieras fijado en una chica menor de edad, o no así, pero ella te importa mucho. O te hace mierda, o la amas para el resto de tu vida, solo lo sabremos cuando pase el tiempo —sentenció Malcom. Tenía muchos sentimientos encontrados porque eso era algo que yo ya había pensado, pero escucharlo de la boca de otro siempre impacta más.
Me sentía feliz con Jeca a pesar del miedo latente de dañarla; en realidad no creía que pudiera ser al revés porque ella era muy joven y a la vez fuerte, pero yo era conformista y cobarde. Ella aspiraba a más que estar acostada en la cama mientras yo fumaba a su lado, para mí eso era la cita perfecta. Éramos diferentes en todos los sentidos, probablemente si Jeca hubiese crecido con una figura de autoridad, aunque sea ajena a su familia, su vida fuese diferente; jamás nos hubiéramos conocido.
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Solo una razón
General FictionAdam es un vendedor y adicto a las drogas que se ve envuelto en un dilema cuando Jeca, una adolescente que él conoció años atrás, le pide ayuda con un encargo peculiar. ••••• Dos personas que viven y ven la vida de forma o...