Solo una razón

31) Cautivar P.2

Advertencia: Capítulo con escena sexual explícita.  

Jeca

—Jeca —soltó de pronto haciéndome dar un respingo—. Quiero confiar en ti, pero siendo sincero me da pesar saber que estarás en casa de tu ex novio. Odio a Tony y su correcta forma de ser. Si intenta acercarte a ti, le voy a partir su carita de niño bueno —sentenció tomando mi mano como si aquello fuera romántico.

—Loco. No se acercará porque pienso dejarle claro que tengo un novio esperándome. —Adam sonrió satisfecho. Luego se sentó para besarme otra vez.

—Bueno, pero ¿sabes cómo podríamos aumentar nuestra confianza? —siguió besando mi cuello. Me aferré a su espalda.

—¿Cómo?

—Haciéndonos cosas que nos gusten. —Se separó de mí con una sonrisa traviesa. No dije nada más, empezaba a sentirme avergonzada de recordar cómo acabé en su boca.

—Ya, no me chantajees.

Adam solo soltó una risa, asintió y volvió a acercarse a mi cuerpo para besarme. Correspondí sin mucho pensar, me gustaba sentirlo tan cerca, saber que podía ponerlo así de caliente solo con mis besos era en secreto una forma de alimentar mi ego. Pero seguía sintiéndome avergonzada de mi cuerpo, no solo era el vello, también tenía estrías en las caderas y pechos que me atormentaban, sin mencionar que estando sentada se abultaba más mi vientre; por eso en cuanto Adam intentaba quitarme la ropa me separaba de él. Crucé los brazos sobre mi estómago por instinto.

—Vamos, nena, no sigas dañándome así. Me gustas mucho, todo tu cuerpo me resulta exquisito. Mira como me tienes —ronroneó en mi oído mientras con su mano llevó la mía hasta su pene. Lo sentí sobre sus jeans, estaba muy erecto y saberlo así me ponía de un humor más ligero.

—Es que es difícil. —Asintió mientras se ponía de pie, yo me quedé sentada.

Adam quedó justo frente a mí. Se sacó la camiseta dejándome ver su pálido cuerpo. Su piel se erizó por el frío, pero parecía no importarle. Cruzamos miradas, me acarició el rostro con ternura y llevó su pulgar a mis labios; por inercia los separé dejando que su dedo entrara en mi boca. Dirigí la vista al suelo sin dejar de juguetear con su pulgar, sabía que le gustaba eso, así que decidí dar un paso más llevando mi mano a su muñeca para intentar rodearla. Adam suspiró, no veía que hacía, pero me lo imaginaba mirándome fijo con lascivia.

Tomó mi rostro entre sus manos con menos cuidado haciendo que lo viera a la cara.

—¿Quieres que te enseñe lo que me gusta? —me preguntó con la respiración agitada.

Su expresión era justo como la imaginaba y verlo así de excitado me excitaba igual. Asentí sin estar muy consciente. Me podía imaginar a qué se refería y quería intentarlo, no solo quería saber cómo le gustaba, una parte de mí buscaba sorprenderlo y mostrarle que no siempre fui una chica tímida, aburrida, con miedo a desvestirse.

Desabrochó su pantalón frente a mi rostro y en segundos tenía su miembro en mi cara, por inercia lo llevé a mi boca intentando darle placer sin siquiera despegar la vista de su pubis. Adam se tensó, soltó un suspiro y con calma retiró mi cabeza.

—No, así no es como me gusta que empieces. Primero tienes que chuparlo, luego lo pones en tu boca —explicó. Empecé a sentir mucha pena, pero no me quitó las ganas porque era placentero para mí saber que lo estaba complaciendo.

Le hice caso y recorrí su pene por los costados desde la punta hasta la base. Adam me guiaba con su mano sobre mi cabeza mientras de vez en vez movía levemente la cadera para acelerar el ritmo.