Jeca
Poco después de despertarme, Adam pasó por mí, pues según él tenía un plan conmigo y el auto de su cuñado. Temía que su plan fuera más sexo, aún estaba adolorida por el de la noche anterior.
En realidad no quería verlo, prefería haberme pasado la tarde acostada sin hacer nada, pero se puso muy insistente y estaba con la mente tan agotada que le terminé diciendo sí cuando quería decir no, otra vez.Según él, no podía recordar nada después de su cena familiar, y eso me tenía con una decepción tan grande que sentía que no valía la pena siquiera recordarle porque solo obtendría un perdón falso y una pelea extra. No entendía que pasaba dentro de mí, era como si algo se hubiera quebrado. Mucho vacío y ningún sentimiento vivo. No quería reír, pero tampoco llorar. Solo estaba ahí, respirando miseria.
Me puse unos jeans de mezclilla ajustados y un suéter extragrande color rojo. Había visto combinaciones similares en redes sociales, pero yo no me parecía nada a las modelos, así que el resultado no me encantó. Con tanto tiempo libre en Internet había hecho búsquedas para elevar mi autoestima, también sobre la depresión; aunque los síntomas encajaban en mí, seguía renuente a tomar terapias, estaba segura que la solución era dejar que pasara.
Me maquillé un poco para camuflar el cansancio mientras intentaba decirme frente al espejo que me veía linda para sentirme bien conmigo. Ninguna de las dos funcionó. Adam empezó a marcarme, me puse las botas y salí sin muchas ganas, no sin antes agarrar algo de dinero para comprar unas cosas que me hacían falta. Al menos la salida debía servirme para algo.
Intenté sonreír abiertamente, no dejar que se notara la amargura que por dentro me corroía. Adam me abrió la puerta del auto, pero antes de subir me detuvo.
—Hola, mi nena —saludó acercándose para besarme.
Apenas sentí el tacto de sus labios contra los míos, todos los sentimientos negativos se hicieron presentes. Giré rápido para sentarme, él me miró extrañado, pero no dijo nada, cerró la puerta con cuidado y dio la vuelta para subir de nuevo. Respiré profundo, sabía que esa cita sería un desastre y que mi día terminaría mal.
Nos pusimos los cinturones y emprendimos camino, las palabras no salían de mi boca, me limité a ver por la ventana mientras Adam rellenaba el silencio con música de su celular y me contaba sobre lo emocionado que estaba por salir conmigo como personas "normales".
Llegamos a un centro comercial que estaba del lado contrario a donde vivíamos, pero me agradaba la idea porque era un lugar grande y ahí no estaba el trabajo de Adam, así que no tendríamos que parar a saludar gente.
El lugar era en forma redonda, tenía tres pisos, le decían la plaza pastel, aunque en realidad se llama "Círculo norte".
—¿Sabes? No me siento mal; digo, no despertamos juntos, pero al menos no quiero vomitar y sí tengo hambre. No es una cruda tan fea como otras veces, el dolor de cabeza es muy cagante, pero mientras no haya ruido... —mencionó Adam tomándome la mano.
Asentí con la cabeza escuchando el resonar de mis tacones tras cada paso gracias a la soledad en el pasillo. En ese momento deseé que un ventanal se quebrara para qué Adam tuviera más dolor.
—¿Qué quieres hacer? —le pregunté con la mejor sonrisa que pude esbozar.
—Comer, pasear, estar contigo, no sé, lo que sea. —Llevó su mano sobre mi cintura para juntarse más a mi cuerpo. Hice lo mismo sin despegar la vista de nuestros pies.
—Súper bien.
—Me gustas mucho, Jeca, hace tiempo quería salir contigo así —admitió.
—También me gustas, Adam.

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Solo una razón
General FictionAdam es un vendedor y adicto a las drogas que se ve envuelto en un dilema cuando Jeca, una adolescente que él conoció años atrás, le pide ayuda con un encargo peculiar. ••••• Dos personas que viven y ven la vida de forma o...