23 -Perfecto demonio-

2K 134 11
                                    

-Capítulo 23-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Capítulo 23-

Después de un largo beso y agitadas respiraciones nos separé, entre jadeos pregunté lo que tanto pensaba mi mente.

—¿Qué es lo que se supone  que quieres de mí, perfecto demonio?—

Hades bajo la poca luz de luna que se filtraba entornó una de sus tan conocidas sonrisas arrogantes, y sin responderme se dirigió a mi cuello, dejando un sin fín de besos cálidos y húmedos, estos hicieron que mi espalda se arqueara, haciendo que nuestros cuerpos se pegaran aún más. En mi abdomen puedo sentir deseo, ganas de estar lo más cerca que pueda de él, quiero todo de él.

La erección prominente de Hades hace que de mis labios se escape un gemido y haga que nuestro deseo se intencifique, mis manos están en su nuca y trazan círculos entre la piel y los cortos cabellitos que se encuentran ahí.

Estoy a punto de explotar por la tan agradable sensación que siento, todo de él me grita lo que quiere y estoy dispuesta a dárselo.

Hades me hace girar sobre él y ahora la que está arriba soy yo, pone sus manos en mis caderas y nos quedamos viendo, la luz que se filtra por el gran ventanal me deja frente a él, con su remera y mi ropa interior rozando su erección.

Coloco un mechón de pelo detrás de mi oreja, estoy algo nerviosa. No debería pasarme, no soy así, he estado con otros chicos, y nunca había dado tantas vueltas.

-todo lo que amas desaparece-

Lo sé...

—¿Que ocurre?— preguntó preocupado y rapidamente cambié mi cara.

—Nada, solo me quedé pensando—

—¿En que piensas?—

—Puedes saberlo, lees mi mente—

Hades se incorporó y quedé a horcajadas de él, nuestros rostros quedaron a tan solo unos sentimetros, ahora puedo verlo, sus ojos verdes me miran tranquilo y sin muchas expreciones en el rostro.

Tal vez, algo de preocupación, pero... ¿Por qué?

—No puedo hacerlo— respondió luego de un rato de mirarnos expectantes.

—¿Cómo?— pregunté confundida y mientras seguíamos con nuestras vistas entrelazadas llevé una mano a su cabello, enredando mis dedos en él, haciendo que cierre sus ojos y se recueste sobre mi brazo.

—Pensé que lo sabías— hizo una pausa y me dejó más anonadada —Ya no puedo hacerlo contigo, desde que comenzaste a tener indicios de tus poderes—

—En realidad, no lo sabía— respondí algo ida.

—Hay algo que no ha cambiado y es que no puedo controlarte casi nada, con poderes o sin, es lo mismo en ti— Comentó —Eres una mortal con muchas sorpresas pequeña Hell—

Mafia InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora