Una chica que pertenece a la mafia desde que nació, un vacío inexplicable desde la extraña e inesperada muerte de su padre, una búsqueda insaciable de venganza y un maldito amor que le dará vuelta la manera de ver la vida.
Ustedes caminarán sendero...
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-Capítulo 40-
Abrí mis ojos lentamente dejando caer las últimas lágrimas que quedaron acumuladas, y me concentré en enfocar la vista, la claridad del lugar era extrañamente cegadora.
-Hellaris, bienvenida a tu legítima casa cariño- Oí la voz de Arlec y lo vi venir lejanamente pero me era imposible por lo poco acostumbrados que estaban mis ojos a tal luz -Oh cariño, apenas puedes ver, es un efecto secundario de ir al infierno y luego venir aquí, allí es un lugar bastante oscuro como verás, desagradable a mi parecer- Se paseaba de un lado a otro y dijo con desagrado, aunque lo único que veía era una mancha borrosa.
-¿Donde estamos?- Hablé seria con los ojos entre abiertos.
-No encontramos es el cielo, en nuestra casa ¿acaso no lo recuerdas?- Levanté mi vista hacia la gran construcción que se expandía por muchos metros y noté que nos encontrábamos en una especie de patio inmenso cerca de una piscina.
Traté de reconocer el lugar y caí en cuenta que no lo haría, nunca había estado allí.
"La casa" (que de casa no tiene nada) si hablamos serios, es un inmenso castillo con miles de ventanas, torres y balcones; está rodeada por miles de árboles y a lo lejos alcanzo a ver un lago con montañas en la lejanía. Junto a nosotros se encuentra una mesa con un lindo desayuno para dos personas y está es cubierta del sol por una gran sombrilla.
Es literalmente el paraíso para cualquiera que aprecie este tipo de paisaje.
-En realidad no, no tengo la menor idea donde nos encontramos- Dije sobrante.
-Tendrás tiempo de conocerla entonces...-Lo detuve, que demonios es esto, actúa como un buen hombre y el mejor padre, cuando apenas ayer mató a mi mejor amigo frente a mi, sin piedad alguna.
-No sé que es lo que estás jugando en verdad, pero deja las estupideces, ya sé lo de Lilith- Lo miré con desprecio.
-Tenía que hacerlo, si no...- De nuevo lo interrumpí pero esta vez tomando un cuchillo de la mesa a nuestro lado para ir a por él; Alguien me tomo por la espalda y puso algo eléctrico ahí, dejándome inmóvil y demasiado cansada.
Choques de energía recorren todo mi cuerpo y este reacciona con movimientos involuntarios.
En verdad tengo algo con mis padres y los cuchillos, debería ir al psicólogo.
-Shh, descansa pequeña, cuando conozcas a tu madre todo cambiará- Acarició mi cara agachándose junto a mi mientras yo sólo tiemblo en el suelo -Llévenla a su cuarto y denle algo de ropa decente, no puedo dejar que mi hija vista estas ropas de chica fácil en mi reino- Tras su petición fui alzada por los Ángeles que me trajeron y luego, después de un rato, pude sentir como me dejaban sobre una superficie blanda y cómoda.
Caí rendida y no pude más contra mi sueño.
*Hades*
Caí de rodillas al suelo viendo como se llevaban a la mujer que amo, a la única persona que ha logrado despertar algo en mi por primera vez en todos mis años de vida.