Una chica que pertenece a la mafia desde que nació, un vacío inexplicable desde la extraña e inesperada muerte de su padre, una búsqueda insaciable de venganza y un maldito amor que le dará vuelta la manera de ver la vida.
Ustedes caminarán sendero...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
*Aviso corto* chicos lo siento tanto, en el último capítulo no me he dado cuenta y he competido un error, el padre biológico de Hell (Dios) no se llama Francisco, así se llama su padre adoptivo, al que mató y está en el infierno. Por eso quiero aclarar que el nombre es Arlec, de nuevo perdón por este inconveniente.
-Capítulo 37-
Llegué a un lugar que no reconozco y estoy intentando saber donde estoy ya que nunca había estado en la casa de mi hermano, Hades me advirtió demasiadas veces como no debía entrar a un portal sin saber a donde iba o terminaría en el limbo y que no podía ir a un lugar que no conocía.
Pero aquí estoy, sola es algún lugar con campo y mucho bosque, sé que estoy en el infierno por el color rojizo del cielo, pero ¿dónde?
De repente un fuerte olor a azufre inundó mis fosas nasales y giré para ver de donde provenía el fuerte hedor a muerte.
Al dar la vuelta sobre mi misma me quedé increíblemente sorprendida por lo que veía, a lo lejos un castillo se divisaba entre los árboles. Comencé a correr hacia el lugar y pronto llegué a la entrada, luego de varios rasguños y cortadas por todas las plantas que me tragué.
La gran reja negra que evitaba entrar al gran castillo (que parecía en ruinas pero muy bien cuidado) estaba un poco abierta por lo que entré y me dirigí a la puerta que con sólo un empujón se abrió. Al ver el interior del recibidor tentempié un gran escalera a mi derecha y grandes puertas a cada lado, en medio del lugar una mesa increíblemente grande llena de comida y seis sitios con todo lo que se utiliza para comer preparados.
Pasos provenientes de la escalera llamaron mi atención y giré para mirar, mi hermano sonriente bajaba tranquilo.
-Niña tonta, ¿acaso no te han enseñado a cruzar portales?- Siguió sonriendo mientras negaba y llegaba a mi para abrazarme.
-En realidad sigo queriendo saber como llegué hasta aquí entera- Él se dio vuelta y rebuscó en el minibar de cristal a su lado mientras sacaba una botella del mismo material llena de un líquido rojizo y sirvió en un vaso.
-Eso es por que has estado aquí, cuando eras pequeña viniste, padre te trajo antes de fingir su muerte, quedé devastado, me hizo creer que tu también habías muerto- respiró hondo y tomó un sorbo de la espesa bebida -Luego supe de tu existencia y no podía con mi enfado, pero no pude hacer nada, no hay forma de que me revelara contra Dios nuevamente, me dejarían en el limbo y a toda mi familia.
-No recuerdo haber estado aquí- dije confundida.
-Ecco debe haberlo suprimido como la mayoría de tus recuerdos junto a mi- Respondió pensando en voz alta.
-¿Ecco?- pregunté sin saber a quien se refería.
-Tu otra personalidad- asentí asombrada, no tenía idea de cómo se llamaba, nunca me había respondido, a veces ella era mala, pero siempre quiere lo mejor para mi -¿Quieres?- señaló su vaso.
