-Flotar al infierno-

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Este capítulo es opcional, es algo de la historia de Francisco Pietro, el padre de Hell♡

Hace muchos años atrás...

Era un día tranquilo en la ciudad de Bridges y el detective Sean Milano no había recibido casos aun. Un hombre alto, de ojos "casi" negros, delgado de 28 años, divorciado, bebedor de whisky y sin hijos. Sin duda era un hombre apuesto, que en sus tiempos libres iba al gimnasio.

Ya las 6:45, con sus medialunas y café en mano que solía comprar en el mismo lugar desde hace 5 años , recibió el código de un caso, que a su parecer, fue por equivocación. Frustrado se subió a su auto dejando sus cosas en el asiento del acompañante para ir rápidamente a la escena del crimen.

Vio lo que el temía poder encontrarse, el caso que lo había vuelto loco: "El partero" un asesino en serie que devuelta había utilizado exactamente el mismo método que de aquel tiempo en él que intentó resolverlo.

Enojado se acercó al capitán de la policía, Charles O'conell quien estaba de espalas hablando con un grupo de policías y forenses. 

—¿Qué demonios está pasando?, ¡si no es por una puta equivocación no me vengo a enterar que este infeliz está libre!— Grita Milano eufórico.

—Sabes lo que ha pasado, este caso destruyó tu matrimonio y casi termina con tu carrera— Hizo una pausa mientras se acomodó su traje lleno de insignias y continuó —y Milano, no vuelva a levantarme el tono, que no me lo pensaré dos veces y estará dado de baja por una semana—

Todo el cuartel de policías y forenses hicieron un silencio incómodo por unos segundos dejando escuchar cada mínimo sonido.

Milano se quedó callado, pero sin bajar la cabeza, nunca aparentaría ser débil frente a nadie.

Con un carraspeo se escuchó al capitán hablar —Francisco Pietro, mejor conocido como "El partero" escapó ayer por la noche de la cárcel Quinteros Quiet— Dijo el capitán con un tono frío y serio en su voz. El era un hombre de unos 46 años que había sido militar hace algún tiempo, había pasado por mucho a lo largo de su vida.

—Esto es el colmo— Dijo milano en un susurro casi inaudible —Asígneme el caso soy el que más lo conoce, sé sus técnicas a la perfección— Confrontó Milano, todo estaba confuso, su corazón no dejaba de latir en su pecho, tanto que creyó que podría ser audible para los presentes.

—Tienes 48 horas y te asignaré un compañero, ¡Rejes!— Llamo en un grito firme a un hombre que no tardó en presentarse a su lado —Completarás este caso con el detective Milano— Dijo O'conell sin despegar su mirada del detective y hacer una cara de arrogancia.

—Entendido— dijo Blas Rejes. Este era callado, tenía una mirada perturbadora y sospechosa, una vida trágica, su esposa e hijos habían muerto en un accidente de auto al caer desde un puente, pero el cadáver de la mujer nunca fue encontrado, él quedó como sospechoso en primero momento, lo dejaron libre a los pocos días, por falta de pruebas.

—Genial, encima nuevo— Refunfuñó Milano con un tono de sarcasmo en su grave voz, muy bien sabia que este tonto llevaba poco en la policía.

Había algo de él le que le parecía conocido...

O'conell sabía que a Milano no le gustaba tener compañeros, pero igual lo emparejó. 4 años habían pasado desde que aquel loco destruyó su vida.

Nadie tenía planeado poner esto en las noticias. Iba a ser algo grande, el preso más peligroso había escapado de la cárcel más segura del país. Antes de que se lograra su captura logró cometer 8 asesinatos fríamente calculados, y probablemente ahora sean 9...

Mafia InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora