45 -Guerra en el infierno- ✓

333 33 5
                                    

-Capítulo 45-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Capítulo 45-

Me desperté como todos los días a las 6 de la mañana por la enorme sirena que había en la central que se encargaba de levantar a todos los demonios para el entrenamiento diario. Me estiré un poco en la cama con todos mis músculos adoloridos por tantos golpes y caídas; salí de la cama lo más rápido que pude y me puse frente al espejo, todavía tenía que desayunar y cambiarme para llegar lo más rápido a la central antes del conteo diario. A demás de entrenarnos para luchar con espadas y otros seres sobrenaturales nos enseñan a crear los infiernos de las personas y a como torturarlos de una manera excelente.

Opté por hacerme dos trenzas cocidas en mi largo cabello y para vestirme me puse un short pegado al cuerpo negro y una remera manga larga del mismo color; bajé las escaleras y en la mesa me esperaba mi madre ya comiendo todo lo que había que conformaba su desayuno de algunas tostadas, huevos, café y pastelitos, yo en cambio, debía comer muchas proteínas y cosas así por lo que a mi me tocaba comer un kilo de carne cruda humana y un vaso de sangre, parece mucho, pero realmente no me había hecho subir ni 500 gramos; al parecer el hambre de un demonio era insaciable y toda la comida normal sabía a basura exceptuando al café. Realmente todo me pareció muy raro desde el principio, literalmente no tengo ni instintos de como ser un demonio, solo me desperté con una insaciable hambre y alas, pero la pelea, el crear infiernos y torturar no se hacían ver dentro de lo que vendría a ser mi instinto a pesar de no recordar nada. Terminé de comer y me apuré en ir a la central que quedaba en una especie de iglesia en el centro de la ciudad, pero temía al llegar tarde ya que el castillo de mi madre quedaba en las afueras del pueblo. Por si no quedó claro, esto es el infierno, todo es rojo, no hay árboles o al menos no de los que tienen hojas y si hay edificaciones están en ruinas pero los demonios aun así viven allí.

Llegué casi corriendo y dando zancadas pero todavía no habían hecho el conteo y me puse en la fila como si no estuviese inquietantemente agitada, nosotros éramos soldados estábamos hechos para matar y torturar.

-¡Hey! hola Hell- Me saludó Damien el demonio manipulador que se había convertido en mi único amigo en el campo de batalla, los demás parecían tener un cierto odio hacia mí.

-Hola Damien, ¿Cómo estuvo la caza de brujos?- Pregunté sin salir de mi posición.

-Bastante buena encontramos brujos localizadores en Denver- me sonó conocido es lugar pero no quise hablar más, según mi madre nunca había ido a la tierra.

-Conteo finalizado, elijan a su compañero y a luchar, quiero ver sangre, preparen sus escudos de curación- dijo el comandante Moriarti en el idioma de los demonios.

Me tocó de compañero un gigante musculoso y sin mostrar mi tenue miedo comencé a luchar, todo esto con espadas y nuestros poderes, él podía lanzar fuego de la boca y yo transformarme en lo que quisiera. Esquivé sus espadazos perfectamente y finalicé la pelea apuñalándolo por la espalda; saqué mi espada y lamí el filo probando la sangre de mi contrincante que ahora se encontraba tirado en el suelo. Sonreí.

Mafia InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora