20 -Olimpo-

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-Capítulo 20-

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-Capítulo 20-


—Quisiera saber ¿cómo estamos yendo al Olimpo en camioneta, y por que no abrimos un portal?— pregunté

—No podemos abrir un portal para tanta gente, ninguno de nosotros trae un abretiempo— Dijo Zeus quien manejaba con Dom como copiloto.

—Hades, mis portales capaz nos pueden llevar a todos— Le dije mirándolo, el no iba prestando atención ya que mira perdidamente por la ventanilla algunas gotitas que caen del gris cielo.

—No estoy seguro, es imposible, nadie puede abrir portales de esa magnitud sin un abretiempo, solo una persona ha podido. Esos portales son de color...—

—Rojo— Dije interrumpiéndolo.

—¿Cómo lo sabías?— preguntó curioso y algo alarmado.

—Mis portales son de ese color— respondí mirándolo a los ojos, estos se abrieron de sobre manera y Zeus casi choca con un camión tras la noticia.

—Hell tiene los portales de Lucifer— Dijo Zeus luego de frenar y girar su cabeza en el asiento para mirar a Hades.

—¿A nadie se le ocurrió decirme que la chica tiene poderes?— dijo Dom quien miraba a sus hermanos con el ceño fruncido, ninguno me miraba a mí.

Estaba por responder cuando Hades se me adelantó —Por que te crees que estoy siempre con ella—

No puedo creer que haya dicho eso, un nudo se formó en mi garganta, abrí la puerta, la azoté lo mas fuerte que pude y salí bajo la lluvia, comencé a correr no me fijaba lo que hacía, mi respiración es agitada y tras los pocos segundos bajo la intensa lluvia ya estoy empapada, un auto vino hacía mi de repente, no podia esquivarlo, y cuando esperé lo peor, nunca llegó. Un caluroso cuerpo me sujetaba fuertemente y podía escuchar los latidos de su corazón aún no abría los ojos, pero sé que ese olor peculiar no es de cualquiera.

Abrí los ojos lentamente, no estábamos en el suelo, Hades me lleva con sus inmensas alas negras por sobre la ciudad, ambos empapados y yo aferrada a su pecho, clavándole las uñas en el cuello. Lo miré, sus ojos verdes me miraban dulcemente y con algo de tristeza en ellos.

Habló —Yo... Hell, lo siento, no quise decir eso— lo deje terminar, aún sigo dolida, me siento un conejillo de laboratorio.

No le respondí, unos fuertes rayos de sol golpearon contra mis ojos, y cuando miré hacia abajo, una inmensa capa de nuves semi-rosadas llenaban todo el cielo, ya no llovía, había pasado la tormenta.

—Entiendo, soy una amenaza, sé que— no me dejó terminar, me calló con un beso, no es como los anteriores, este es suave, con pasión y tierno, el me sujeta de mis piernas y mi espalda, yo aun sigo aferrada a él, pero esta vez, estamos quietos en el aire, el silecio es tranquilizador y pareciera, que la tierra se detuvo solo para nosotros dos.

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