Una chica que pertenece a la mafia desde que nació, un vacío inexplicable desde la extraña e inesperada muerte de su padre, una búsqueda insaciable de venganza y un maldito amor que le dará vuelta la manera de ver la vida.
Ustedes caminarán sendero...
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"al infierno directo, rápido y sin remordimientos"
libro: Dylan Neil
(Este capítulo va dedicado a una de mis escritoras favoritas, AntisocialCute ♡)
-Capítulo 33-
Miré por debajo de nosotros y el inmenso espacio que nos dividía del suelo era bastante inquietante, o lo sería para una persona que es propensa a tenerle miedo a cosas como estas.
Subí la mirada para encontrarme con los claros y grises medio verdosos ojos de Hades, quien muy concentrado guiaba nuestra ruta hacia el gran cielo rojo del infierno, en el que poco a poco, luego de algunas nubes, comenzó a revelar luces y lo que parecían ser calabozos.
Casi grito cuando Hades se paró sobre todo el inmenso colchón de nubes como si fuese una pluma y aparentemente, luego de unos segundos sin caer, di en cuenta de que la zona esponjosa, no nos haría terminar a unos muchos kilómetros estampados en el suelo muy abajo y bastante muertos.
Algo en duda, solté lentamente mi agarre -que sin darme cuenta probablemente dejaría marcas en el Dios griego de tan fuerte que este era- y traté de cerciorarme de que no caería al vacío. Quedé firme en el piso y luego hablé.
-¿Y ahora que hacemos?- Pregunté obteniendo la atención de Hades quién iba a responder rápidamente luego de mi pregunta, pero una voz bastante ronca me hizo voltear a ver de donde provino tal voz.
-Sólo tienes que seguirme- dijo una voz sin rostro para mi y que aún no reconocí, giré y apoyado contra las rejas que daban entrada a los calabozos, un chico -con el cabello negro azabache y ojos azules que por la oscuridad probablemente se ven más oscuros- estaba bastante relajado y alejado de la luz.
Hades caminó hacia él de forma... En realidad no tengo idea, no es de forma amenazante, ni tampoco va a atacarlo; sólo camina un poco tranquilo.
Muy poco tiempo pasó cuando ambos se dieron un abrazo bastante afectivo o de amigos que no se ven hace un tiempo, siendo justo en ese instante cuando me di cuenta de que probablemente el sea Luzbel.
-Hace tanto tiempo nadie me llama Luzbel- se separó de Hades y me miró sonriendo, con sus ojos ahora si, oscurecidos naturalmente.
Genial, otro más que lee la mente.
Hizo como si no hubiese escuchado eso y se acercó a mi.
-Cariño, por favor, tu muñeca- fruncí el ceño tras su petición, que por cierto hizo muy cerca de mi oído haciendo que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran por la cercanía.
Miré a Hades, quien sólo apretó la mandíbula y asintió dándome a entender que haga lo que había pedido Satanás en persona.
Extendí mi muñeca y el olió mi piel por unos segundos, para luego morder esta con colmillos que aparecieron repentinamente dentro de su boca y los enterró sin nada más en la fina piel de mi muñeca haciendo que un pequeño gemido brote de mis labios; A unos metros, pude oír a Hades hacer una especie de gruñido pero el tipo de situación que estoy pasando me hizo dejarlo pasar.