||(Im)Puro||

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[Pairings: McDanno] Demon!Danny, Angel!Steve. AU. Viñeta.

Extiende sus alas, dejando que sus plumas marrones se ondearan con la brisa madrugadora de un verano claro. No hay nubes en el cielo, dejando tras su paso a un día prometedor para los humanos de la isla. Frente a él a pocos pasos, Joe niega con suavidad, más no hace ningún movimiento para detenerlo de irse de aquella azotea. Apenas le regala una mirada de soslayo antes de irse de allí, transportandose por la costa de Hawaii.

Steve sonríe cuando el pequeño rocío de un nuevo día baña sus alas, su mente ignorando toda conversación con sus compañeros sobre su "amistad". Él no quiere pensar en eso. Su travesía lo lleva hasta un parador alejado de la zona urbana de la isla, allí donde una figura solitaria contrasta con el follaje verde. Su sonrisa se vuelve más grande al verlo esperándole.

Su cabello rubio matiza con los rayos solares sobre el mar abierto, su camisa blanca juega a favor con sus pantalones negros y su postura suelta lo privatiza de su aura demoníaca: Danny, el seguidor de Lucifer y su enemigo natural.

Pero Steve no huye. En cambio a ello, se acerca lo suficiente como para saber que Danny apenas sonríe por su presencia. Claro, demasiado orgulloso como para admitir que está feliz por ver a un Ángel del Señor.

- Hola, Danno -saluda Steve con una sonrisa listilla, ocultando sus alas para no incomodar al rubio con ellas.

Danny bufa exasperado y niega mientras se cruza de brazos sin girar para verlo.

- ¿Cuantas veces debo decirte que no me llames así? -reprocha Danny sin poder evitarlo, un hábito entre ambos adquirido con el tiempo.

Steve alza las manos, divertido.

- ¡Oye! Tú me llamas animal.

Ahora Danny si voltea a verlo.

- Es porque lo eres, mi amigo.

- Soy un ángel.

Danny se encoje de hombros.

- No veo la diferencia.

Ambos se observan antes de reírse bajito, cómodos con su complicidad.

Steve se acerca al Demonio para sentarse junto a él y ver el horizonte a su lado, su piel quemando suavemente en advertencia por la a proximidad del otro ser; y a pesar de que Danny tampoco está en una mejor posición debido a su aura, no dice nada. Ambos no pueden estar juntos mucho tiempo, no sin hacerse daño el uno al otro.

Danny es un Demonio, su energía oscura mancha la pureza de Steve.

Steve es un Ángel, su esencia purifica a lo que Danny era.

Ambos eran enemigos naturales, pero el destino, caprichoso de él, los había arrinconado a trabajar juntos un corto período de tiempo para una causa en común y desde entonces era difícil separarse.

Quieren estar juntos, poder tocarse un poco más sin el temor de matar al otro por accidente.

La última vez que se habían regalado un pequeño beso, Danny había rugido por la gracia angelical de Steve, sintiendo como su poder sagrado intentaba purificarlo. Luego de ello, debieron pasar un largo tiempo separados, temerosos de repetir el incidente.

Ahora, su clandestina relación iba en un mejor curso a pesar de que mantenían distancia, después de todo ninguno olvidaba para que estaban en este mundo: Danny debía conducir a los humanos a su propia
perdición, Steve debía salvarlos.

- Así que... -murmura Danny, dejando que las puntas de sus dedos juguetearan contra los nudillos del Ángel- Hola... -susurra bajito.

- Hola... -devuelve Steve en el mismo tono.

Ambos acortan la distancia para un beso casto, pequeño. Se separan a tiempo, aún con la sonrisa en sus labios y la travesura brillando en sus ojos.

Steve ríe mientras se endereza y Danny finge molestia mientras se aleja sabiendo que, debido a la emoción de volver a sentir al moreno a su lado, su influencia demoníaca se ha descontrolado y dos enormes cuernos se manifiestan sobre sus sienes sin que pudiera evitarlo.

Siempre le sucede lo mismo cada vez que Steve lo besa. Pierde control sobre sí mismo ¿Y quien puede culparlo realmente?

[...]

Lejos de la ubicación de ambos amantes, tres Ángeles observan con varios niveles de molestia tal escenario.

Doris, el Ángel de alto rango entre ellos, frunce el ceño mientras se cruza de brazos.

- Ésto no puede seguir -murmura con evidente enfado- Otra vez se ha escapado de nuestras manos para ir a encontrarse con ese... ese... Demonio -dice escupiendo la palabra con desagrado.

Catherine, su mano derecha, no hace más que asentir a sus palabras.

- Steve no sabe lo que hace, solo está confundido -dice ella, queriendo justificar la traición de su compañero.

- Puedo hacerme cargo de ésto -dice una tercera voz.

Doris y Catherine voltean hacia Wo Fat en sincronía.

- ¿Qué piensas? -pregunta Catherine.

- Teniendo en cuenta que ha Lucifer le importa poco lo que hagan sus súbditos, creo que me toca a mi salvar a Steve teniendo en cuenta que no podemos decir nada sobre su ilícita relación con un... Demonio -responde adelantándose a las dos mujeres, viendo a los amantes y dándole la espalda a ellas.

Doris asiente, confiando en él. Nadie puede enterarse lo de Steve.

- De acuerdo, encárgate de ésto -dice el Ángel cual orden- Steve sólo está siendo estúpido, ya es hora de que entienda cual es su lugar.

Tanto Doris como Catherine extienden sus alas y se marchan de allí, no queriendo ver más de la relación de Steve con ese Demonio.

Ninguna de ellas es capaz de ver a tiempo la siniestra sonrisa en los labios de Wo Fat.

McDanno Drabble's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora