||En Agus Turbias||

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[Pairings: McDanno, past-Danny/Rachel] Pirate!Steve, Noble!Danny. AU. One-Shot.

Steve sonríe mientras el agua mese su barco, The Seal, a la deriva del Océano Atlántico con un sol resplandeciente que parece saludarlos con calma. Se permite relajarse después de la tempestad que sufrieron hacia pocas horas, pasando la noche en vela para evitar que su navío pereciera bajo la furia del mar abierto. Steve se siente orgulloso de decir que guió a su tripulación a "puerto seguro", pese a las protestas de su último botín: un pequeño rubio gruñón que confundió con un noble en su última visita a su tierra natal. Danny no tiene problemas, ni pelos en la lengua, para echarle en cara que es un animal que no sabe sobre esperar a que pase una tormenta para zarpar quien sabe a donde.

Steve cree que es gracioso pese a las protestas de Catherine para deshacerse del rubio en el primer puerto en el que cayeran. Es un hombre atractivo pese a sus quejas, nos darán buen dinero por él; había dicho la mujer con convicción.

Pero a pesar de que habían retenido a Danny para cobrar una recompensa y arrojarlo lejos una vez hecho con su travesía ya hacía siete meses, la verdad es que Steve se ha encariñado con el falso noble -como suele meterse con él- y no tiene pensado dejarlo ir tan fácilmente. Aunque Danny hubiera hecho el intento de escapar varias veces.

- Ésto huele raro... -se queja Danny mientras mira con cierto desprecio su té- ¿Al menos has usado agua limpia? Porque ésto no parece echo con agua limpia, parece sacado del balde sucio dónde Chin lava los trapos.

Danny muestra su taza en un gesto rápido, como si de alguna manera quisiera que el Capitán McGarrett arreglase su conflicto con el té de manera en que todos salieran ganando.

Steve no toma la taza, en cambio se cruza de brazos con una sonrisa que sabe que a su botín le molesta. Porque no puede evitarlo, Danny es lindo cuando está molesto. Lo que es el 70 por ciento del tiempo.

- El agua se agota, Danny. Eso que bebes es de nuestras reservas... -explica aunque sabe que no tiene porque hacerlo- Pronto llegaremos a Puerto Tortuga y reabasteceremos, también necesitamos más comida y bollos dulces.

Porque aunque Danny fuera un gruñón con tendencia a estar amargado todo el tiempo, la verdad es que gusta por las golosinas, sobretodo de los bollos dulces.

- ¿Puerto Tortuga? Creo que podré enviar un aviso a mi familia desde allí -dice Danny, mirando fijamente su taza dudosa- Rachel debe estar preocupada... -murmura ésto último.

Steve no tiene corazón para decirle que su "adorada" prometida se había casado con otro hombre, que está embarazada y duda mucho que aquel bebé fuera suyo. Sabe que a pesar de que Danny ya no lucha contra ellos para ser libre, no es realmente feliz en el barco, que espera escapar para irse con una mujer que no piensa en él. Una parte de Steve desea decirle la verdad, sobre que nadie le espera en el continente, pero la otra, la que no quiere ver a Danny con el corazón roto, prefiere guardar silencio.

Evitando querer hablar sobre el tema de la ex prometida del rubio, el Capitán del The Seal roba la taza de las manos de su prisionero y lo deja sobre la cómoda. Toma a Danny de un brazo con la fuerza necesaria y lo deja sobre la cama de su camarote.

Danny lucha, enojado por el hecho de que lo tratase como muñeco de trapo.

- ¿Qué carajo haces?

Para ser un noble, Danny es muy mal hablado.

- Ya que no quieres beber tu té y Puerto Tortuga está a unas horas... -comienza Steve, aprisionandolo contra el cutre colchón- Yo digo que enfoquemos nuestro tiempo en algo más que tus lloriqueos, Danno.

- No me digas así -gruñe el otro hombre con el ceño fruncido por el apodo- Y yo no lloriqueo -dice mientras lucha por quitar al capitán de encima- ¿Podrías quitarte? Me pesas.

- Boo Boo... -se burla Steve antes de reclamar la boca ajena.

Danny gruñe, tomando de los bíceps al pirata pero no logra alejarlo. El moreno se deja acoplar con el cuerpo más pequeño, regalandole un vaivén al ritmo que las olas imponen en ellos, devorando la boca de Danny sin darle opción a huir. Sus manos toman de las muñecas ajenas y lo acorralan contra las mantas a la altura de la cabellera rubia que pierde su gracia al no estar bien peinado. Steve le muerde el labio inferior antes de separarse del otro hombre, un pequeño hilo de saliva aún uniendolos como evidencia de su acto.

El que Danny se lama observándolo directamente hace que Steve pierda su eje.

- Eres un animal... -se queja Danny.

Steve asiente cual perro obediente.

- Si, lo sé -admite mientras se inclina sobre el falso noble para mordisquear su cuello.

- ¡No hagas eso!

- Shhh... -ordena el Capitán, alzándose para mirar nuevamente los ojos azules de su prisionero- No quiero que mi gente te escuche, Danny -dice para seguir con su labor- No puedes gritar hasta que lleguemos a Puerto Tortuga y la tripulación nos dejen solos.

- Eres un demente -bocifera Danny.

Steve no responde, demasiado ocupado tratando de desvestir al quien nombrará pronto su segundo al mando.

Porque aunque Danny vuelva a golpearlo por decirlo, el rubio ahora es suyo y no tiene permitido ir a ningún lado.

McDanno Drabble's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora