||Plumas Mojadas||

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N/A: Es, de alguna manera, una continuación de Plumas Hawaianas pero puede leerse como un drabble independiente.

[Pairings: McDanno] AU; Bird!Danny, Bird!Steve. Fluffy.

Cuando Danny escapó de sus malditos captores humanos y quedó atrapado en una isla infestada de piñas y un calor infernal, creyó que podría sobrevivir un tiempo hasta que pudiera encontrar la forma de volver al continente con los suyos. Que ingenuo fue.

Claro que eso nunca sucedió tras seis meses varado en un árbol pequeño y aves idiotas que le hacen la vida imposible.

Y eso, claro, incluye al ave Ninja Loco; aquí: Steve.

Cada mañana lo ve frente a su nido con gusanos frescos para él, un regalo, una flor significativa hawaiana o una chuchería rara brillante para su hogar. Y luego, diablos, luego comienza con su tonto baile de cortejo; ondeando sus alas, moviendo la cola y erizando sus plumas oscuras en su totalidad para verse grande y fuerte.

Cada mañana es lo mismo. El mismo baile de cortejo con la esperanza de que Danny lo acepte como compañero de vida, pero como cada vez, lo único que recibe es un rechazo.

Hoy no es diferente pese a la lluvia torrencial que cae sobre ellos como si de pronto fuera a caerse el cielo. Para suerte de Danny, su nido está protegido por un gran techo de hojas fuertes y ramas gruesas.

Steve no corre con la misma suerte.

Su baile de cortejo ha terminado y, a diferencia de otras ocasiones, Steve no se alza grande y fuerte gracias a sus gruesas plumas oscuras. No. Gracias al agua, Steve está empapado entero y su aspecto parece al de un polluelo recién nacido y no al ave temeraria que conoce. Sus plumas casi se aplastan contra su cuerpo y el movimiento tembloroso de su pico casi le causa gracia.

Rodando los ojos, Danny hace un lugar en su modesto nido para el gran torpe frente a él.

- Ven, Steven, y deja de temblar que no es para tanto -se burla el ave más pequeño- Posate a mi lado.

Los ojos de Steve brillan de puro orgullo y felicidad mientras se acerca a él. Danny siente que su corazón late el triple en su pecho y sus plumas doradas se erizan de emoción mal contenida.

- Gracias, Danno.

- No me digas así.

El ave más grande se acomoda mejor en el nido, tratando de tomar un poco más del calor de su cuerpo. Danny, en cambio, se permite el atrevimiento de beber de las gotitas de agua esparcida entre las plumas de Steve; su pico se pasea libre entre el plumaje mojado y tibio en una caricia dulce y tierna. Steve casi parece derretirse bajo su toque.

- ¿Eso quiere decir que podemos tener pichones pronto, Danny? -pregunta satisfecho con la atención de su amigo.

Danny alza las alas totalmente molesto por lo dicho.

El idiota tuvo que arruinar el momento ¿Verdad?

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