El secuestrador.

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— Déjame ir — le grité.

— No, tienes que saber.

— ¿Saber qué? ¿De que hablas?

— Yo...yo te amo.

— Pero yo a tí no. — contesté y ví el fuego arder en su mirada.

Llevaba tres días en este lugar, el aroma a humedad ya se me había hecho costumbre. El frío y helado concreto me calaba hasta los huesos.

__________[3 Días antes]_______________

— ¿Dante?— Pregunté al entrar al departamento.

— _____, llegaste— dijo sonriendo.

Algo en su sonrisa me perturba, algo extraño por qué normalmente me causaba calidez. Pero este día fué un día repleto de sorpresas.

— ¿Te ayudó en algo?— le pregunté cuando traía un delantal manchado de salsa y supuse que cocinaba la cena.

— No, no es necesario— dijo y se acercó a mí.

Dante se acercó de una manera íntimamente, acortó la distancia entre nosotros y me agarró de la cintura fuertemente para pegarme a su cuerpo. Me miró fijamente unos segundos y luego presionó sus labios contra los míos. Cuándo nos delegamos me soltó y se fué a la cocina sin decir nada.

Mi móvil sonó y entonces lo saque del bolsillo.

*Número desconocido*, contesté.
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—¿Hola?— Pregunté.

— _____, no me cuelgues. — dijo Keanu al otro lado del teléfono.

— ¿Cómo conseguiste este número?

— En el trabajo, dije unas cuantas mentiras y me lo dieron.

— ¿Qué quieres?— Pregunté cambiando el tema.

— Yo...quiero verte, deseó verte ¡Por favor!— podía escuchar su respiración agitada a través de la bocina.

Resople.

— Vale, en una hora— dije y le mencioné la dirección de Dante, lo vería en el estacionamiento.
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Trunque la llamada y fuí a la cocina.

Dante parecía pelear con la comida, así que decidí ayudarle así el no quisiera.

(...)

Después de un rato el se había comportado como siempre, amable, cariñoso y atentó.

Miré la hora en el móvil y faltaban unos minutos para encontrarme con Keanu.

— Tengo que ir a comprar unas cosas, vuelvo pronto— mentí.

Dante pareció no sospechar nada así que asintió y me dió un fugaz beso.

— Te veo en un rato— dijo cariñoso.

Salí de ahí y me dirigí hacía el estacionamiento del edificio donde Keanu ya me esperaba ansioso.

Lo ví y mi respiración se entre corto y como si mis labios tuvieran recuerdos sentí el beso de la mañana repetirse.

— Hola— dijo el un tanto tímido.

— Hola— contesté igualmente.

— ______, te busqué cuando me enteré que te habías ido y hablé con Charles.

—¿Hablaste con mi papá?— dije con los ojos abiertos como platos.

— Si, le expliqué todo y el entendió.

—¿Enserio?

— Si, pero él no sabía dónde te habías ido así que busque a Candy...

—¿Ella te dijo que estaba aquí?

— No, ella no me dijo nunca dónde estabas.

—¿Y entonces como diste conmigo?

— Por casualidad o por obra del destino.

— No creo que fuera casualidad.

— Es cierto tal vez no sea casualidad. No existe la casualidad, ni las coincidencias. Nosotros caminamos hacia lugares y personas que nos esperaban desde siempre.

— Keanu...yo...me dolió mucho la forma en que terminó todo.

— Es que yo no quiero que esto termine— dijo y se acercó a mí.

Mis brazos inconscientemente se enrollaron en su cuello y los suyos en mi cintura.

— ¿Y qué piensas hacer? — le pregunté en un susurro.

— Lo que debí haber hecho desde el día en que te conocí.

Ambos pegamos nuestra frente una con la otra. Sus labios me tentaron y no pude ocultar más lo que deseaba. Lo besé y el me besó, presionamos nuestros labios con desesperación.

Ese es el poder del beso: no tiene el poder de matarte, pero tiene el poder de devolverte la vida. Una explosión de amor era lo que ocurría entre nosotros, por no saber cómo decirle de otra manera.

Keanu me besaba… un beso que al principio se sintió frenético, mi pulso se aceleró y me rendí por completo, sus labios suaves tentándome a no querer separar mi boca de la suya, dios mío, ese sería mi lugar favorito.
Todo parecía tan perfecto, dos viejos amantes en un estacionamiento declarándose su amor sin necesidad de expresar una palabra, hasta que...

Sentí un gran dolor en mi espalda y de un segundo a otro, todo se había vuelto oscuridad.

No podía ver nada y a pesar de no hacerlo podía sentir un terrible miedo que me recorría el cuerpo. Estaba sola y sentía frío.

Trataba de moverme pero mi cuerpo no reaccionaba y lo único que podía escuchar era un murmullo que se alejaba poco a poco. Después de eso sentí el frío cemento debajo mío, un intenso olor a humedad y el dolor agudo de la espalda que me llegaba hasta la nuca.

(...)

¿Qué había ocurrido?. Había bastado tan sólo un segundo para que mi vida diera un giro inesperado.

Cuándo logré abrir los ojos había mucha luz, una Luz que me encandilaba y me hacía entre cerrar los ojos. El mundo se había pintado de blanco y no podía ver, brillaba y de tal forma que dolía el abrir mis ojos. Veo un objeto, lo distingo, lo reconozco pero no lo puedo nombrar. Es algo, pienso dentro de toda mi confusión, es algo. Hay una ventana, parece un triángulo pero tiene cara de ventana. Necesito salir, algo malo ocurrió. ¿Cómo salgo de este predicamento? ¿Cómo le hago? Necesito salir. Hay una ventana, necesito ver si no hay cristales, la tengo que abrir. ¡Necesito salir!...

Pasión Prohibida [Keanu Reeves y Tú] •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora