Eres la cosa más fea.

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Escuché una vez, a un viejo decir en un bar, que el hombre, con el tiempo, se acostumbra a todo. Se acostumbra a vivir en Laponia a menos de 40 grados, o en Barbate a más de 40, se acostumbra a estar en una silla de ruedas, a perder un brazo, a no tener padre, incluso a vivir en un puñetero barco en el fin del mundo. Decía ese viejo que era la estúpida manera que tenemos de seguir siendo felices.
Pero hay cosas a las que no te acostumbras ni con todo el tiempo del mundo. No te acostumbras al hueco del otro lado de la cama, nunca te acostumbraras a no ver su sonrisa o a dejar de pedir dos copas en un bar, o a dejar de comprar dos entradas para un concierto, a no notar su olor, ni sus besos, ni a que se te reviente el alma cada vez que te miras al espejo, y te das cuenta de que eres una gilipollas, por haber dejado escapar al amor de tu vida.

(...)

- Tengo que salir- le avisé a Dante y el sólo bufó.

Salí del apartamento y sentí el aire golpear mi rostro.

Caminé dos cuadras mirando hacía atrás esperando en cualquier momento que Dante me siguiera pero estaba tan confiado en que haría lo que fuera para que mi padre no saliera lastimado que no se tomó la molestia de seguirme.

Unos pasos detrás mío me hicieron pensar lo contrario y me giré.

-¿Qué haces siguiéndome?- le pregunté a Keanu.

- No podía dejar las cosas así - acortó la distancia entre nosotros-, ¿Esto tiene que ver con Dante?

Asentí y miré a mí al rededor para confirmar que no estaba Dante.

- Solo debes entender una cosa y ed que cuando peor te trate más te estaré amando- dije y di un paso hacía atrás.

- En ese caso sólo hay una cosa que deseó - me sonrió.

-¿Qué cosa?

- oírte hablar de mi con desprecio- dijo y me guiñó el ojo.

Bajé mi mirada para no delatarme con la sonrisa que tenía.

- TE ODIO- Grité.

- Eres la cosa más fea que he visto- contestó.

- Cuando te tengo a 10 centímetros de mí no siento nada, no se me acelera el corazón y no deseó lanzarme hacía tus labios. - añadí y el sonrió.

- Arreglaremos las cosas- susurró y yo asentí.

- Ahora debo irme, no me busques más.

Seguí caminando con una sonrisa de oreja a oreja.

La tarde fué un desastre, había ido a la empresa para recuperar mi trabajo y ya no estaba disponible mi puesto, me habían reemplazado. Sólo me quedaba regresar al apartamento y suplicar que Dante no estuviera ahí.

«Mis súplicas fueron en vano»

-¿Qué estuviste haciendo?- Preguntó.

- No tengo por qué darte explicación- le contesté de mala gana.

- Se te olvida algo princesa- me jaló de la muñeca- Si me debes dar explicaciones o acaso quieres que tu padre sufra ¿Eh?.

- Sólo un cobarde amenaza.

- Oh, es que no es una amenaza es una advertencia.

- Déjalo en paz, ya me tienes aquí ¿Qué más quieres?

- Esto.- contesto.

Dante me tomo fuertemente de la cintura y pego sus labios a los míos. Bajo su mano hasta mis glúteos y me quejé haciendo que presionará sus labios más a los míos lastimandome. Alcé mi rodilla y le golpeé en la entre pierna haciendo que se encorvara de dolor.

Pasión Prohibida [Keanu Reeves y Tú] •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora