9. Reencuentro.

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Joaquín.

- Vuelo 628 con destino a Ciudad de México, es hora de abordar. - se escuchó por la bocina del aeropuerto.

Tome mi maleta y mire a mi familia y a Andrés.

- Parece que es hora. -dije nervioso.

- Te vamos a extrañar mi niño -dijo mamá abrazándome- Obedeces a tu tía por favor y te portas bien.

- Claro que si mamá. -dije abrazándola más fuerte.

Mamá había hablado con mi tía que vivía en Ciudad de México y le había comentando acerca de mi situación. Mi tía Gris había aceptado con mucho gusto que viviera con ella.

Nunca pudo tener hijos, por lo que solo vivía con su esposo y su perrito. Tenía una casa muy amplia y linda así que no le molestó para nada la idea de que viviera con ellos.

Me despedí de papá y Ren y después abracé a Andrés.

- Me hablas cuando aterrices, ¿si? -preguntó.

Asentí.

- Disfruta mucho esta oportunidad, amor. Es una experiencia única, haz amigos pero recuerda que tienes novio eh. -dijo serio y luego sonrió.

- ¿Celoso? -pregunté.

- Solo un poco. -dijo y me robó un beso.

Me tomó de la cintura y me acercó a él. Su boca quedó a la altura de mi oído y susurró:

- En cuanto pueda ir a visitarte lo haré. Y por fin haremos lo que tanto hemos esperado. -susurró y me dio un beso en la cabeza.

A pesar de que habíamos tenido tantas oportunidades estos 4 días, siempre pasaba algo que nos interrumpía. Así que nos quedamos con las ganas.

Me sonrojé por su comentario, me abrazó y llenó mi cara de besos.

- Te amo. -dijo sonriendo.

Pude ver en sus ojos como esperaba una respuesta o un comentario de mi parte pero no podía. Había algo en mi que no me permitía aún decirle esas dos palabras que el tanto deseaba.

- Vuelo 628 con destino a Ciudad de México, es hora de abordar. - se escuchó de nuevo.

Le sonreí, di un último abrazo a mi familia y le lancé un beso a Andrés.

- Es hora -dije tomando mi maleta y comencé a caminar por el pasillo para tomar mi avión.

Ya que me encontraba dentro del avión, vi por mi ventana.

Era hora de comenzar de cero.

[...]

Mi avión aterrizó, la tía Gris me recogió del aeropuerto y llegamos a su casa.

- Espero que te sientas cómodo, Joaco -me dijo afuera de su casa.

- Muchas gracias tía, claro que si -dije sonriendo.

Mi tía volteo a la casa de enfrente y me dijo:

- A ver si te haces amigo del vecino. Es un chico de tu edad. Un poco raro pero muy en el fondo se ve que es buen muchacho -dijo.

Asentí y entramos a su casa.

- Esta será tu habitación, mi niño. -dijo mostrándome una habitación.

Era sencilla pero bastante amplia.

- La puedes decorar como quieras. En unos días compraremos pintura del color que tú quieras y la pintamos juntos, ¿te parece? -dijo sonriendo.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora