17. No necesitamos pensar, solo sentir.

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Emilio.

En cuanto di la vuelta hacia mi casa y sentí la mirada de Joaquín, se me rompió el corazón.

Sabía que estaba haciendo algo que me dolía demasiado pero por otro lado pensaba las cosas y un pedacito de mi corazón y mente querían imaginar que las cosas estarían mejor así.

Me estaba alejando de Joaquín y le estaba permitiendo que se alejara de mi.

No estoy bien, es un hecho. Y no puedo permitir que Joaquín se acerque más y más a mi cuando sé que lo único que traeré a su vida es dolor.

Dolor porque no puedo aceptarme como soy. Dolor porque soy una persona con tantos problemas. Dolor porque no me amo a mi mismo y no puedo querer o amar a otra persona. Dolor porque no estoy siendo feliz. Dolor y más dolor.

No me puedo permitir traer sentimientos o emociones negativas a la vida de Joaquín. Joaquín merece a alguien que esté a su altura. Joaquín merece a alguien que lo haga feliz. Joaquín merece alguien que le traiga paz. No a alguien que lo único que le traiga sean tormentas.

También sabía que por un lado esta decisión era algo bueno porque solo así papá dejaría de pensar qué hay algo entre Joaquín y yo.

Así que limpie las lágrimas que habían salido de mis ojos y entre a mi casa.

- Hola mi amor-dijo mamá sonriendo.

La mire y solo fingí una ligera sonrisa.

- Emilio, ¿estás bien corazón?

Sentí como se me encogía el corazón y como el nudo en la garganta comenzaba a formarse.

Asentí y le puse por un lado para llegar a mi habitación.

Justo cuando pase por un lado, tomo mi muñeca e hizo que volteara a verla.

- Oye, no sé por lo que estás pasando pero ¿sabes que estoy contigo y que te amo, verdad? -dijo con una ligera sonrisa- Todo está bien, mi niño.

Trató de abrazarme pero me aleje. Aún no estaba listo para ese tipo de acercamientos con ella. Pero me sentía un poco bien y completo al saber que mamá estaba para mi.

La mire por última vez y me dirigí a mi habitación.

Joaquín.

"Te ordeno que te alejes de mi."

Tenía aproximadamente dos horas repitiendo la misma frase en mi cabeza.
Deseando con todo mi corazón que en cualquier momento apareciera Emilio y me dijera que era una broma. Que realmente no quiere que nos alejemos.

Pero no. Sabía que si Emilio lo había dicho era porque en serio lo quería así.

Trataba de pensar en que pude haber hecho mal, en que me pude haber equivocado o en que había fallado.

Después de 9 años de no habernos visto y por fin encontrarnos, las cosas se habían cagado nuevamente. Y por lo visto y el tono de voz con el que Emilio me había hablado, realmente no le miraba un arreglo a esto.

Emilio.

¿Cómo se debe de sentir uno en este momento?

¿Qué pasa cuando sientes que te estás engañando a ti mismo? ¿Qué hacer en este momento? ¿Seguir a mi corazón? ¿Seguir lo que dice mi cabeza?

Dudas y dudas pasaban por mi cabeza. No había una repuesta para todo el caos que se estaba produciendo en mi mente.

Su sonrisa. Su cabello. Sus facciones, su forma de ser, todo de el.
En este momento me dolía el pecho de saber y pensar que podía estar existiendo una pequeña posibilidad de que estuviera sintiendo algo por Joaquín. Pero no.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora