Maratón 2/3
Narrador.
Niurka jamás entró a verificar si su hijo se encontraba bien.
Emilio no mandó ningún mensaje a Joaquín o alguna llamada dándole las buenas noches.
Cosa que preocupó un poco a Joaquín.
Pues desde que se habían hecho novios, no había día en el que Emilio no le mandara mensaje en las noches diciéndole lo afortunado que era por tenerlo en su vida y lo mucho que lo amaba.
Emilio se encontraba hecho pedazos.
Con una chispa de felicidad al saber que su niño, su pequeño, estaba con el de nuevo.
Pero con el corazón hecho pedazos al saber que su madre era una cobarde que nunca le diría las verdades a Juan.
Nunca lo defendería.
[...]
A la mañana siguiente, Emilio se levantó. Sintiendo su rostro arder por los golpes que Juan le había propinado.
Se miró en el espejo y solo cerró los ojos.
¿Cuántos golpes?
¿Cuántos golpes le había dado Juan a lo largo de su vida?
¿Cuántos faltaban? ¿Cuántos golpes faltaban para poder ser completamente feliz y libre?
Emilio.
Después de salir de la ducha. Me arreglé rápidamente. Pues no soportaba un minuto más en casa.
Al estar listo, tomé mi mochila y salí de mi habitación.
Miré mi celular.
7:30 am.
Papá ya se había ido a la oficina por lo que me sentía un poco más libre.
Bajé rápidamente las escaleras. Y cuando llegué a la sala, noté que mamá estaba desayunando en el comedor.
—Buenos días, amor. —dijo— ¿Quieres desayunar? —preguntó.
La miré y negué.
—Mi niño, pero tienes que desayunar...
—¡No me vuelvas a decir "mi niño"! —grité— ¡No quiero verte! ¡No quiero escucharte!
En cuestión de segundos, los ojos de mamá se llenaron de lágrimas.
—Emi...
—¡No me hables! —grité.
Por su expresión, sabía que estaba asustada y confundida.
—Por primera vez me acerqué a ti, ¡en años! —grité— Me atreví a abrazarte, a tenerte un poco más de confianza. ¡Incluso te iba a presentar a mi pareja! —grité furioso— Pero saber que mi propia madre no tiene la valentía y el coraje para defenderme... me da tanta tristeza. —dije.
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El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.
Fanfiction-¡Por favor no sé lo lleve! -grité con todas mis fuerzas al ver cómo el papá de Emilio se lo llevaba a su coche. -¡Es mi mejor amigo! -volví a gritar sintiendo como las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Sólo recibí silencio de parte de Juan y u...