16. Aléjate de mi.

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Emilio.

En cuanto se cerró la puerta, el infierno comenzó.

Me di cuenta que mamá ni Romina estaban en la casa, y fue ahí donde el corazón me comenzó a doler al darme cuenta de que estaba más solo que nunca.

- Se puede saber.. ¿QUÉ JODIDOS ESTABA HACIENDO AQUÍ EL IDIOTA ESE? -comenzó a gritar.

Podía aparentar en todos lados que era el chico sin sentimientos que no le afectaba nada, pero en cuanto papá comenzaba a gritarme, el corazón se me rompía.

Poco a poco avanzaba y caminaba más cerca de mi. Sabía que lo haría.
Sabía que iba a golpearme.

No. Por favor no. No podía hacerlo otra vez.

El recordar cómo papá me había golpeado años y años, a este punto me tenía mal.

- Emilio. Te estoy hablando... -dijo serio. -¡CHINGADA MADRE, CONTÉSTAME CARAJO! -gritó.

- Me-me quería dar algo... -susurré.

Papá se acercó a mi y me agarró del brazo.

- Escúchame bien, Emilio. -dijo mirándome a los ojos- Vas a tener que aprender por las malas que NO PUEDES juntarte con el idiota ese. ¡NO PUEDES! ¡EL ES GAY Y TÚ NO! ¡Mi hijo no es un maricon! -gritó furioso.

A este punto mis ojos ya estaban llenos de lágrimas. Sentía como respirar se volvía cada vez más difícil.

Papá me tomo más fuerte del brazo y me lanzo a la pared.

- Pa..pá para YA -dije y estalle en llanto.

- ¡NO LLORES MALDITA SEA! ¿No te sirvieron tantos años con el psicólogo? ¿Te tengo que llevar otra vez? ¡CONTÉSTAME! -gritó.

Y fue ahí donde todo colapsó.

-Flashback-

Abril 2010.

Estar ahí esperando que fuera hora para pasar a verlo me ponía mal. Me ponía nervioso.

Tenía miedo. Mucho miedo.

Martin era un hombre de 35 años, casado, con hijos. Era mi psicólogo y se encargaba de hacerme entender que ser gay estaba mal. Que el querer a los niños NO era correcto. Que tenía que entender que NO podía seguir queriendo a mi Joaquín. A mi niño.

Pero eso no concordaba con lo que había hecho las semanas pasadas.

Martin había intentado tocarme. Sabía que era eso porque la maestra nos había hablado varías veces de esos temas. Sabía que lo que había intentado hacer Martín estaba mal. ESO era lo que no estaba correcto.

Llegó la hora de pasar a mi consulta y papá se fue.

- Pasa, Emi -dijo Martín sonriendo.

Pase, cerró la puerta y tome asiento en el sillón que estuviera más alejado de el.

Los minutos pasaban y era lo mismo que cada semana. Preguntarme cómo estaba. Preguntarme cómo me sentía. Si prestaba más atención a mis compañeros hombres que a las niñas. Si mis sentimientos por Joaquín seguían igual.

Y yo hacía lo mismo de siempre. Mentir.

¿Qué otra cosa más podía hacer si lo que realmente quería estaba "mal" para todos?

Yo quería a Joaquín. Lo quería conmigo y lo necesitaba para calmar todo ese dolor que llevaba sintiendo tantos meses.

Justo cuando faltaban unos minutos para que mi cita acabara, Martin se levantó de su asiento y se acercó más cerca de mi.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora