41. Colapso.

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Nota: Bebés, noté que hubo cierta confusión con la última línea del capítulo anterior.

Laura es la que dijo "Soy Emilio Osorio. Me gustan los hombres. Soy gay y eso está bien."
No fue Emilio. Aún falta para que él lo pueda aceptar.

Ahora si que se aclaró esa duda, vayan por pañuelos y disfruten el capítulo.

Emilio.

—Soy Emilio Osorio. —dijo Laura— Me gustan los hombres. —suspiró— Soy gay y eso está bien.

Mis ojos se abrieron como platos y volteé a verla, negando rápidamente.

—No. —dije.

Laura me miró confundida.

—¿Qué pasa? —preguntó.

Comencé a negar más y más rápido.

—No pue-puedo. —dije.

Me miré en el espejo y las lágrimas, el dolor y el llanto se apoderaron de mí.

[...]

Joaquín.

—¿Y entonces? —preguntó Niko.

Después de tantos días, por fin me había animado a contestar sus llamadas.

—Creo que tomé la decisión correcta. —dije.

Niko soltó un suspiro.

—¿No crees que si se llega a enterar, se ponga peor? —preguntó.

Fruncí el ceño aunque sabía que no podía ver mi expresión.

—¿A qué te refieres con que "se ponga peor"? —pregunté curioso— ¿Has hablado con Diego, Niko?

Niko se quedó callado por unos segundos.

—Niko. —dije.

Después de unos segundos, Niko contestó.

—Si. —dijo— Joaquín, en serio está muy mal. —susurró.

[...]

—Hola, mi amor. —dijo mamá contestando el teléfono.

Me tragué el nudo en la garganta y hablé.

—Ma-mami. —dije.

—¿Qué pasa, mi amor? —preguntó.

"¿No crees que si se llega a enterar, se ponga peor?"

Mis mejillas estaban empapadas en lágrimas. Solté un sollozo.

—Mi amor, ¿estás bien? —preguntó mamá.

Asentí aunque no me pudiera ver, y sin pensar si me arrepentiría de mi decisión, hablé.

—Mamá. —susurré— Me quiero ir a Guadalajara.

Narrador.

Dos semanas habían pasado.

Emilio había tenido dos sesiones más con Laura y en cada sesión Laura retomaba la actividad que necesitaba hacer con Emilio.

—Soy Emilio Osorio. —dijo Emilio mirándose al espejo.

El miedo se apoderaba de él cada que comenzaba a pronunciar esa frase.

—Laura, no puedo. —dijo.

Laura lo miró fijamente y le dedicó una ligera sonrisa.

—¿No puedes o no quieres? —preguntó.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora