15. El miedo vuelve otra vez.

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Emilio.

El saber que tenía a Joaquín y que estaba conmigo en buenas y malas era lo único que me mantenía de pie y a salvo.

A lo largo de los años había trabajado en dar una imagen falsa a los demás. Había trabajado poco a poco en que todos creyeran que era el típico chico malo de la escuela que no sentía nada. Que no tenía sentimientos y que nadie lo podía lastimar.

Me había escondido detrás de una máscara. Y sabía que había ocasiones en las que de verdad no podía. En donde los problemas se volvían más y más grandes y me dejaba arrastrar por ellos.

Llegaba ese momento en que lo único que quería era llorar. En que lo único que deseaba era volver a ser feliz. 

Y aunque tuvieron que pasar nueve años, sabía que poco a poco mi corazón se llenaba de un poquito de ese sentimiento llamado felicidad.

Y todo por Joaquín.

A pesar de que había pasado tanto tiempo, Joaquín seguía siendo mi niño de luz. Esa persona que irradiaba felicidad y miles de sensaciones maravillosas con solo existir.

Me provocaba tanta alegría el tenerlo en mi vida, pero dentro de mí, en el fondo de mi corazón, existía esa sensación de miedo. 

Ese sentimiento de temor y el terror de que llegara el momento en que me diera cuenta de que lo que sentía por Joaquín, iba más allá que una simple amistad.

- Te quiero tanto. -dije.

Esas tres palabras salieron de mi boca, sintiendo como mi corazón comenzaba a latir cada  vez más rápido.

Sentí como Joaquín se relajaba en el abrazo y no supe si era yo o en verdad su corazón comenzó a latir muy rápido.

- Y yo a ti. -dijo.

[...]

Después de nuestro pequeño encuentro, no volvimos a hablar del tema y entramos a nuestra última clase.

Cuando salimos, pensamos en esperar a Diego pero al ver que se tardaba un poco decidimos seguir con nuestro camino.

Llevábamos caminando varias calles y sentía una tensión de parte de Joaquín. Sabía que estaba tratando de ocultar las ganas que tenía de hacer un comentario o una pregunta. Así que decidí interrogarlo.

- ¿Qué me quieres preguntar, Joaquín? -pregunté.

Mire cómo volteó rápido a verme con su cara de vergüenza y sus mejillas comenzando a sonrojarse.

- Yo... No tengo na-da que preguntarte. -dijo rápidamente.

Sonreí y comencé a negar con la cabeza.

- ¿Se te olvida que te conozco desde hace 9 años? ¿Y que sé perfectamente cuál es la cara qué haces cuando ocultas algo o cuando mientes o cuando quieres preguntar algo pero te da pena? -pregunté. -Te conozco bastante bien, Joaco. Y sé que algo me quieres preguntar. Así que vamos, dilo.

Joaquín me miró por unos segundos y su mirada volvió al suelo.

- Sé que me dijiste que no me preocupara por lo de hace rato. Pero no puedo no preocuparme. -dijo- Y noté que no te despediste de Mariana. ¿Todo está bien con ella? -preguntó.

Sentí como mi piel se erizaba y como se formaba un pequeño nudo en mi garganta al escucharlo preguntar por ella.

Las cosas con Mariana definitivamente no habían terminado bien. Pero a pesar de que el terminar con ella no me causaba un impacto tan grande, recordar sus palabras era lo que dolía.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora