10. Emilio no está bien.

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Joaquín.

Sentí como el balón estampó contra mi cara.

¿Qué rayos?

- ¿Qué te pasa idiota? -grité y me quite las manos de la cara.

Oh no. Emilio.

Ahí estaba frente a mí.

Lo miré y vi como sus ojitos estaban llenos de lágrimas.

- Per..perdón -dije- No sabía que eras tú. -dije mirándolo.

- Nono, perdóname tú a mi, debí fijarme. -dijo.

Justo cuando iba a decirle algo, Mike llegó corriendo hacia mí y luego corrió adentro de la casa.

- Mm, ¿qué haces aquí Joaquín? -dijo serio.

- Oh, aquí vivo ahora con mi...

Me interrumpió.

- No. ¿Qué haces aquí? En la ciudad. -dijo molesto.

Lo miré y pequeñas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.

- Oh bueno, me ofrecieron una beca y decidí estudiar aquí los últimos dos años de preparatoria. -dije serio.

¿En qué le molestaba que estuviera aquí?

- Ah. Así que no solo vivirás en frente de mi, sino que estarás dos años en mi escuela. -dijo con su tono de molestia.

- Si. ¿Algún problema con eso? -dije molesto.

Realmente me estaba molestando mucho su actitud.

- No bueno, ¿no será que me extrañabas? -sonrió.

Pero no era una sonrisa linda o amable. Era más una burla.

- Mira Emilio, han pasado nueve años. No te creas tan importante. -dije mirándolo a los ojos.

Y su sonrisa se borró.

Pude ver cómo una última lágrima caía y como abrió levemente los labios, como si quisiera decir algo.

Pero no lo hizo.

Sólo me dio una última mirada, se dio la vuelta y comenzó a caminar por la calle, alejándose totalmente de mi.

No sabía qué estaba pasando. No sabía por qué motivo le molestaba mi presencia.

Pero lo que si sabía y de lo que estaba bien seguro es que ese no era Emilio. Ese no era mi Emilio.

Algo le habían hecho.

[...]

Emilio.

Comencé a caminar lejos de Joaquín. Lejos de mi casa, lejos de los demás. Quería estar solo.

Bueno, ya estaba solo. No tenía a nadie.

A unas cuadras de mi casa había un parque. Así que llegué ahí y me senté en una banca.

Pude ver cómo había tantos niños jugando por ahí. Algunas niñas corriendo, otras platicando, algunos niños jugando fútbol, todos felices.

Y a lo lejos, pude ver cómo dos niños se daban un beso. Un beso inocente.

Y ver cómo sonreían y se abrazaban después, fue lo que me rompió.

- ¿Pasa algo? -dijo Joaquín.

- Joaco. -dije.

- Mande.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora