Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]

42 - A kiss out of pride

Dulces gotas de agua caían en cascada como una suave caricia ardiente, recorriendo sus blancas espaldas y empapando una piel ya húmeda. El vapor los envolvía a ambos, sumiendo en cierta niebla misteriosa unos actos que de enigmáticos no tenían nada. Su tinte era quizá más el de las travesuras, aunque hacía ya rato que Wei WuXian había abandonado sus payasadas habituales y se había perdido en el placer, dedicado única y exclusivamente a sentir cada movimiento y cada oleada de gozo que estallaba en su interior. Las palmas de sus manos estaban apoyadas contra la pared de azulejos verdosos de la ducha del piso de Lan Zhan. Buscaba agarrarse a algo, a lo que fuera, pero sus manos ansiosas no encontraban nada, sus uñas resbalaban contra el mármol y, en lugar de relajarse, solo podía seguir gimiendo y manteniendo el equilibrio sobre las puntas de los pies. El joven estudiante de letras se aferraba con una mano a su cadera, dejando sin querer marcas rojizas a la hora de apretar los dedos contra la piel. A decir verdad, esas no le preocupaban. La del cuello —la de cuando durante los preliminares se le fue la mano mordiéndole— si le inquietaba un poco más, pero ya cruzaría ese puente cuando fuera el momento oportuno. Siempre podía buscarse un choker, tenía unos cuantos. En la situación en la que se hallaba, le costaba mantener un tópico coherente en aus pensamientos durante más de un segundo. La otra mano de Lan WangJi, la que no se aferraba a él para hacerle más fácil el movimiento de embestir, estaba brindándole atención a su entrepierna, recorriéndola de arriba a abajo con lentas e intensas caricias que amenazaban con hacerle perder el sentido y el control. Al cerrar los ojos, veía estrellas y se oía a sí mismo gemir sin control ni vergüenza alguna, suplicando por más. Más fuerte, más rápido, más profundo.

Más.

Nunca había sido de los que se conforman con poco.

-Lan Zhan... ¡Lan Zhan! -El nombre de su novio brotó de sus labios sin que él fuese del todo consciente de ello. El de letras no se detuvo, para empezar porque probablemente no fuese capaz de hacerlo, y para seguir porque conocía a la perfección los matices de su voz y ese no era un tono que le pidiese que se detuviera. Al notar de hecho un aumento en la intensidad de las estocadas, Wei Ying sonrió y se contoneó al mismo ritmo que su pareja, tratando juntos de alcanzar un límite que ya habían cruzado en más de una ocasión. Un gemido sordo y grave abandonó la boca de Lan Zhan. Ambos eran una droga para el otro, lo sabían, y disfrutaban cada dosis como si fuese a ser la última, aun sabiendo que tenían un millón más por delante-. La-Lan Zhan... bésame.

Si fue una petición o una orden, la verdad es que ninguno de los dos lo tuvo del todo claro. Obedeciendo, el menor de los Lan se detuvo, salió de él y dejó que se diese la vuelta. En cuanto estuvieron frente a frente, volvió a empotrarlo contra la pared de la ducha, salpicando agua por todas partes. Por suerte, la mampara era de cristal. Un gemido quedo abandonó los labios ya inflamados de Wei WuXian, a la par que en estos se dibujaba una sonrisa, al chocar su espalda contra los fríos azulejos. De un salto envolvió las piernas alrededor de la cintura de su novio, justo cuando este volvía a penetrarle. Su voz se elevó unos instantes, inundados sus ojos de placer y de lujuria, de súplicas que habían dejado de lado todo orgullo. Sobre esos fuertes brazos, presionado entre los abdominales y la pared, todo lo que podía —y quería— hacer era rogar sin control ni soberbia. Y eso hizo, incluso cuando su boca la capturó la ajena, perdiéndose momentáneamente en la delicadeza de un beso lleno de devoción.