6 - A kiss on a falling tear

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A una persona como él, víctima de insomnio en momentos de alto estrés y con unos hábitos nocturnos esencialmente irregulares incluso durante las buenas rachas, el horario de sueño de los Lan le descolocaba los esquemas. Era perfecto e intachable, dormían las puñeteras ocho horas del tirón todas las noches casi sin excepción. Las únicas solía causarlas él, el propio Wei Ying, con sus excursiones vespertinas, sus fiestas y sus ganas de hacerlo a todas horas, con luz o sin ella. Esa noche también fue el culpable de alterarle el horario, pero lo hizo con buena intención.

Eran las tres de la mañana en Dresde. Lan Zhan y él habían terminado la mudanza hacía pocos días, preparados para enfrentarse a lo que parecía ser su nueva vida juntos en la ciudad alemana, el uno en su laboratorio en la universidad y el otro con su doctorado en Derecho internacional y su nuevo bufete. Todo el estrés de mover cajas de un lado para otro le había causado a Wei WuXian serias dificultades para dormir esa semana. También estaba el tema de los nervios, pero por orgullo eso probablemente no fuese a admitirlo. Su sueño era ligero e inestable, aunque se moría de ganas de dormir. Se despertó a las dos y llevaba ya una hora muerto del asco mirando al techo. A su lado en la cama, Lan WangJi le daba la espalda, pero sentía su calor corporal y su suave aroma a sándalo envolverle. En vez de intentar dormir —ya daba esa velada por perdida, así que prefería hacer cálculos de cuántos cafés necesitaría para sobrevivir a la jornada siguiente— optó por, entre otras cosas, concentrarse en su novio durmiente. Sonrió al observarlo tan calmado y tan inocente, tan en paz hasta que algo se torció en sus sueños.

Nunca lo había visto tener una pesadilla, aunque eso probablemente se debiese a que cuando el Lan dormía, él o solía estar también roncando a pierna suelta o fumando en el balcón. Sea como fuere, aquella noche fue la primera. Cuando le escuchó gruñir, se incorporó para ver lo que ocurría. Los párpados de Lan Zhan se habían cerrado con fuerza, la misma con la que sus manos agarraban a las mantas como si quisiera estrangularlas. Murmuraba cosas, soniditos cortos e incomprensibles que daban a entender que no lo estaba pasando precisamente bien. Preocupado, Wei Ying le tocó el hombro, pero solo consiguió que se estremeciera y se moviera un poco más lejos de él. Fue entonces cuando escuchó con claridad un nombre, su nombre, y cuando vio como una única lágrima se deslizaba por su mejilla.

-Wei Ying...

-Lan Zhan, tranquilo, estoy aquí. -Esta vez le acarició el cabello con lentitud, acercando su rostro al ajeno. Con toda la suavidad del mundo, posó sus labios sobre la lágrima, notando como el sabor a sueño se mezclaba con el de la sal. Entre susurros y besos, le regaló palabras amables dichas al oído-. Estoy contigo, siempre lo estoy.

Otro beso en su mejilla y uno un poco más abajo, cerca de la comisura del labio. Al notarlos, Lan WangJi acabó por despertar por fin. Sus párpados temblaron al abrirse y sus ojos dorados enfocaron desorientados a todas partes antes de centrarse en la luminosa sonrisa de su novio, tan dulce y tan bella. Al principio ni supo dónde estaba ni supo lo qué había soñado. No recordaba su pesadilla del todo bien, pero todavía creía oler cierta peste a sangre que le daba ganas de vomitar. Si algo sabía, es que su sueño había estado lleno de sangre.

-Wei Ying. -Murmuró mirándole mientras se incorporaba en la cama, segundos antes de abrazarle. No le costó tranquilizarse, pero quería disfrutar de aquel instante un poco más. Quería grabar en su ser el aroma a loto y a lavanda y dejar que sustituyese a los hedores.

-Y decías que a ti no te afectaba el estrés. -Se burló el investigador, abrazándole también con fuerza.

-¿Qué hora es?

-Las tres de la mañana, más o menos.

-Deberíamos volver a dormir.

-Espera un poco. -Separándose, Lan Zhan lo contempló con una ceja alzada. Wei Ying le respondió con una sonrisa mientras se levantaba de la cama de un salto-. Ya sé lo que vas a decir, que es muy tarde y blablabla. ¿Qué tal si nos hacemos una infusión? Necesito una tila o no conciliaré el sueño hasta dentro de tres días. -Cuando se le metía algo entre ceja y ceja, no había quién lo parase; si es que estaba ya en la cocina, trasteando. Por eso su querido novio no tuvo más opción que seguirle. Cuando se encontraron juntos, le guiñó un ojo-. Además, lo mejor contra las pesadillas, es romper el ciclo de sueño.

Y ante eso, Lan WangJi no pudo hacer nada más que volver a abrazarlo.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora