Sus labios se encontraron unidos en un beso sin precedentes, hambriento, impaciente y lleno de amor. Se habían besado cientos de veces antes de aquella, pero esa ocasión fue diferente. Bajo dos cuerpos inquietos se extenían las sábanas arrugadas de la cama de Wei WuXian. Tuvo que presionar e insistir durante meses, rogando como un cachorrito desamparado y ofreciéndose a lavar los platos todo lo que les quedaba de curso. Llegó hasta a organizarle una a cita a ciegas con Lan XiChen, y después de tanto esfuerzo lo consiguió. Aquella era la primera vez que tenían el piso —el que fuera— para ellos solos, la primera vez que se atrevían a dar un paso más allá de las caricias y las insinuaciones. Entre apasionados besos que denotaban la exclusividad absoluta de sus sentimientos, los dos universitarios se dedicaban con manos temblorosas, ebrias de impaciencia, a arrancarse la ropa como malamente podían. A Wei Ying ya no le quedaba prenda alguna cubriendo su esbelto cuerpo, y Lan Zhan se mantenía con la ropa interior solo porque su compañero no le permitía incorporarse y quitársela. Palmas sudorosas acariciaban una cintura estrecha, un vientre plano. Descendieron hasta llegar a unos glúteos redondeados, tersos y deliciosos. Al notar las manos ajenas tan abajo, las yemas de los dedos clavándose en la tierna piel de sus nalgas, el estudiante de ciencias dejó escapar un gemido sobre los labios contrarios. Sus propias manos se encontraban recorriendo el pecho del de letras de punta a punta, acariciando cada milímetro de piel y deleitándose con el duro tacto de esos músculos tan bien definidos. Le envolvió, acariciándole la espalda con las uñas y enredando los dedos entre las largas y sedosas hebras negras que bañaban sus dorsales. Mientras sus bocas se devoraban la una a la otra, los ojos fuertemente cerrados, un dígito intrusivo se deslizó entre sus glúteos, tanteando el terreno. Localizó una abertura e intentó colarse, curioso por lo que podría encontrar más adelante. Al notarlo tan repentino, Wei WuXian dio un respingo y abrió los ojos. Sus labios se separaron al poco rato, creando un momento de pausa, un oasis antes de la tormenta que se avecinaba.
-¿Algún problema?
-¿Problema? ¿Quién va a tener un problema? -Rio el de biomédica, rehuyendo la intensa mirada ajena. Los dorados ojos de Lan Zhan ardían, como si lo estuviese devorando sin siquiera tocarlo-. Todo está perfectamente bien, sí señor. Va de maravilla. Tú continúa, continúa.
-Wei Ying.
Su voz fue grave, casi como un gruñido de advertencia. Amedrentado, Wei Ying tragó saliva antes de atreverse a volver a mirarle. Cuando volvieron a establecer contacto visual, vio que su expresión se había dulcificado.
-Estás temblando. -Constató Lan WangJi. Había dejado de intentar acelerar la situación, pese a que ambos estaban erectos y ganas de pasar a mayores no les faltaban. Incorporándose sobre sus rodillas permitió a su compañero acomodarse entre las almohadas, justo antes de posar una mano sobre su mejilla. Wei WuXian suspiró. Era como tener a un dios griego sobre él-. ¿Estás bien?
-Sí, sí. Es solo que... -Tenía razón, temblaba como un flan. No necesitó ni mirarse para comprobarlo-. Estoy un poco nervioso...
-Todo irá bien.
-No lo dudo. -El de biomédica sonrió justo antes de colgarse del cuello contrario para incorporarse y besarle una vez más en los labios. Lan Zhan lo sostuvo por la cintura, haciendo que acabase sentado sobre sus caderas-. Solo te pido que seas gentil, Lan Zhan. Ten en cuenta que estás desflorando a un delicado joven.
Lo que pretendía que fuese una broma, dejó al de derecho en blanco. Parpadeando varias veces, le miró con una expresión en la que un entendido en la materia podría dilucidar la evidente sorpresa.
-¿Des... florando?
-Eh... sí, bueno... -Con una risita nerviosa, Wei Ying escondió la cabeza en el hombro ajeno-. Ha habido besos, algún toqueteo en una fiesta pero... nunca me he acostado con nadie. -Confesó al cabo de unos minutos de silencio-. Quería que fuese especial. Quería que fueses tú. -Armándose de valor, tragó saliva y le miró unos instantes antes de besarle. Sus labios se juntaron con la sensación de ser únicos el uno para el otro. Exclusivos, inigualables. Incomparables. Nadie más que ellos podría estar allí-. No quiero hacer esto con nadie que no seas tú. No quiero estar con nadie más que contigo.
Solo entonces, Lan Zhan sonrió. Sonrió, lo besó y, con dulzura infinita y con velada impaciencia, lo acostó de nuevo sobre el colchón. Una mano tanteó hasta alcanzar el botecito de lubricante y la caja de condones, acercándolos. La otra se deshizo de su ropa interior, mandándola a algún lugar misterioso que ya descubrirían a la mañana siguiente.
-Tienes que ser tú, Lan Zhan.
-Solo puedes ser tú.
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Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
FanficA veces los abrazos se quedan cortos. Los besos también suelen, por eso a Wei WuXian le gustaba tantísimo pasar a palabras mayores, pero los besos es verdad que suelen ser capaces de dar una mejor definición del estado de una relación. ¿Eran amigos...