La canción que inundó el salón aquella tarde de otoño parecía jazz, pero como él era más de música clásica tampoco supo decirlo con seguridad. Lan Zhan leía tan tranquilamente una novela de misterio cuando la música empezó a sonar. Curioso, alzó la mirada de entre las letras solo para encontrarse que frente a él todavía no había nadie. Unas manos se posaron sobre sus hombros, presionando con los dedos para masajearle. Alzó la vista y se topó con el sonriente rostro de Wei Ying, esta vez tomados sus labios por una expresión picarona. Sin dejar de regalarle un masaje en la espalda, bajó la cabeza y aprisionó sus labios en un suave y corto beso, uno de esos que son insuficientes y te dejan con ganas de más. El estudiante de derecho trató cuando se separaron de volver a capturar su boca, pero le fue imposible. Wei WuXian fue más rápido al separarse. Con eso le dio la pista de que ese beso no había sido más que una distracción.
-Estás muy tenso, Lan Zhan... -Susurró sobre su oído, empleando el tono seductor que solo usaba cuando tenía algo en mente. Algo erótico.
-¿Qué pretendes?
-Déjame relajarte un poco. No tendrás que hacer nada, de momento. Solo mírame... y disfruta.
Con una lentitud que resultaba casi tortuosa, Wei Ying rodeó el sillón en el que su novio se encontraba sentado. No llevaba puesto nada que a primera vista pudiese resultar provocativo. No del todo, aunque Lan Zhan sentía la sangre empezaba a bajársele a una zona muy distinta del cerebro. Al ritmo de la música, el de biomédica se pavoneó ante él, pasándose las manos por el cuerpo como si se acariciase. Llevaba unos pantalones a cuadros rojos y negros llenos de cremalleras, tan ceñidos que delineaban a la perfección sus esbeltas piernas y se ajustaban de una manera deliciosa a su redondo trasero. Su camisa era negra entera, con el primer par de botones plateados ya abiertos. Llevaba el largo cabello suelto, dejando que se moviese a su alrededor y bailase con él. La corbata —probablemente la única que tenía en todo su armario— hacía juego con sus pantalones, aunque Lan WangJi ni siquiera había llegado a fijarse. Estaba demasiado concentrado en él, en su baile al ritmo de las notas de un saxofón lejano. Giró sobre sus talones en una vuelta completa, dejando que negros mechones revoloteasen a su alrededor. Sus rodillas se doblaban mientras describía sinuosos círculos con la cadera, bajando y subiendo a un compás que amenazaba con volverle loco. Y su sonrisa, su maldita sonrisa. Esa endemoniada sonrisa le revelaba que había estado planeando aquello, y que la expresión en su cara le estaba resultando divertidísima.
-¿Te gusta lo que ves, Lan Zhan? -Fue a contestarle, pero un dedo posado en sus labios le detuvo. Wei Ying se le acercó todavía más, dejando que colase una pierna entre las suyas y bajando mientras bailaba. Cuando el muslo del de letras rozó su entrepierna, se permitió dejar escapar un suspiro tentador-. O quizá... ¿tú también creas que me sobra ropa?
El uno fue lento y el otro se vio incapaz de contestar, pero disfrutaron cada segundo. Con una mano hábil, sin dejar de bailar frente a él, Wei WuXian deshizo el nudo de su corbata, la enredó en sus muñecas y la pasó alrededor del cuello de Lan WangJi. Parecía que iba a sentarse sobre él, estaba preparado para atrapar su cintura, y entonces se separó, girando otra vez sobre sí mismo. Sus traviesas manos se pasearon por su pecho, levantándose la camisa y volviendo a bajarla, exponiendo solo durante meros segundos la blanca piel de su abdomen. Con suma parsimonia comenzó a desabotonar uno a uno cada botón, relamiéndose los labios. Lan Zhan se mantuvo sentado en el sofá como si una fuerza superior le estuviese obligando a mantener el culo quieto en vez de a tirar a su novio sobre la mesita de café como realmente quería hacer. Cuando trató de alzar una mano, Wei Ying se alejó un poco más, chistando.
-No, no, no. No es tu turno todavía, Lan Zhan.
El estudiante de letras tragó saliva, ansioso por la llegada de su turno. En algún punto la canción cambió, pero les dio igual. Wei WuXian continuó bailando a su propio ritmo, elevando la tela al tocarse. Cuando desabrochó el último botón, dejó que la camisa negra se escurriese por sus brazos sin llegar nunca a caer al suelo; entonces llevó sus manos a la cintura de los pantalones. Con la derecha comenzó a juguetear con el cinturón de cuero como quién no quiere la cosa. Daba pequeños pasos cada vez más cerca, de nuevo en el rango de ataque de los brazos ajenos. Movió las caderas en círculos más amplios mientras su mano izquierda se introducía pícara dentro de sus pantalones rojos, tocándose. Un gemido abandonó esos labios seductores, devolviendo momentáneamente la mirada de Lan WangJi a su rostro. Sus ojos estaban vidriosos. Se desabrochó el cinturón.
-Eres precioso...
-¿Lo dices por decir o porque te la he puesto dura?
-Lo digo porque es cierto.
-Pues demuéstramelo. -Sin pudor ninguno, se llevó la mano ajena al rostro, lamiendo sus dedos como si fuesen alguna clase de delicioso caramelo. Cuando volvió a hablar, su tono era suplicante-. Tócame, Lan Zhan.
Y no necesitaba que se lo dijeran dos veces, estaba deseando lanzarse a devorar el cuerpo que se había estado exhibiendo ante él con tanta crueldad, pero la puerta del baño abriéndose les detuvo antes de que empezasen por uno de esos besos húmedos e intensos que te dejan sin aliento y siguiesen haciéndolo sobre aquel mismo sillón. Un pálido Lan XiChen recién salido de la ducha esbozó para la pareja una sonrisa nerviosa.
-Vosotros haced como si no estuviera. Yo ya me iba
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Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
FanfictionA veces los abrazos se quedan cortos. Los besos también suelen, por eso a Wei WuXian le gustaba tantísimo pasar a palabras mayores, pero los besos es verdad que suelen ser capaces de dar una mejor definición del estado de una relación. ¿Eran amigos...