16 - A lazily kiss

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El incienso de sándalo ya estaba encendido cuando entraron dando tumbos en la habitación, pero en ese momento ni siquiera llegaron a notarlo. Un par de horas después, abrazados en mitad de un curioso revoltijo de sábanas, mantas y almohadones, era un agradable detalle para sus fosas nasales, contaminadas por el olor a sudor y a sexo. Wei Ying descansaba apoyado sobre el pecho de su novio, disfrutando de los mimos y atenciones de este, de las caricias por su espalda y del precioso sonido de su voz, tan grave y vibrante. Lan Zhan leía en voz alta un libro —si mal no recordaba, uno de Dostoievski— mientras con la mano libre le acariciaba de cuando en cuando. Habían cogido esa costumbre por casualidad, meses atrás, cuando tuvieron un dilema sobre qué era mejor, hacer el amor o leer. Como les gustaban demasiado ambas cosas, no pudieron decantase por una u otra. La parte de mezclar ambos placeres les salió casi natural al pedirle Wei WuXian durante cinco minutos que leyese en voz alta ese libro que acababa de coger una media hora después del acto, mientras él se quedaba dormido. Desde ese día, algunas veces lo hacían y otras no. Todo dependía del humor.

-Dicen que existen tantas oficinas de gobierno, tantos burócratas, que el solo pensarlo marea. -La suave cadencia en la voz de Lan WangJi no denotaba cansancio alguno. Él seguía leyendo, tan absorto al mismo tiempo en la historia allí contada como en el cuerpo yaciente a su lado. Que era talentoso y polivalente lo sabía todo el mundo, pero nadie se esperaba que pudiera leer y, al mismo tiempo, mantener a su novio con una sonrisa de satisfacción en el rostro-. Todo el mundo ha sido, es o será funcionario del Estado. Todo el mundo está dispuesto a ponerse a su servicio. ¿Cómo es posible entonces que de esta masa no puedan seleccionarse los elementos necesarios para organizar una compañía de navegación?

Aunque en el discurso oral propio lo de formar frases largas no era lo suyo, leyendo estaban ante otro cantar distinto. El de derecho pronunciaba cada palabra con exquisita entonación, narrando como si hubiera nacido para aquella labor. Mientras le escuchaba, Wei Ying acabó por —como le pasaba siempre— viajar de la mano de su voz al mundo de los sueños, con una sonrisa pintada en los labios y con el relato sobre la creación del trabajo innecesario rondando por su cerebro. A los intrincados ideales de cierto autor ruso se superpuso una idea divertida que le hizo dormirse riendo. Debería arreglárselas para unir a Lan Zhan al club de teatro. Pagaría una millonada por verle actuar. Tendría que hablar con Nie HuaiSang sobre el tema, seguro que con un par de revistas porno y una cita a ciegas con Jiang Cheng lo metía en el ajo.

El estudiante de letras estuvo leyendo durante una media hora. Cuando las respiraciones de su novio se acompasaron por completo y unos suaves ronquidos hicieron de banda sonora de su lectura, optó por cerrar el libro y dejarlo a un lado tras colocar un marcapáginas allí donde se habían quedado. Con una muy ligera sonrisa observó el rostro dormido de su pareja, justo antes de tener que luchar contra sí mismo para retener un bostezo. Estaba agotado y la noche comenzaba a avanzar, inexorable. Hasta cierto punto perezoso, se estiró para depositar un beso en la frente de Wei Ying, haciéndole murmurar algo en sueños. Luego apagó las luces y se acomodó a su lado bajo las sábanas.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora