37 - A kiss without a motive

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Cálidas risas llenaban aquella habitación de hotel en Beijin. Estaban de vacaciones en plena capital china y les había apetecido remolonear un poco aquella mañana antes de salir a hacer turismo. Lan Zhan se había levantado de un inusual buen humor. Quién sabe qué clase de viaje astral había tenido en sus sueños durante la noche, pero cuando Wei Ying se despertó, lo recibió en el mundo real una avalancha de besos por todas partes. Mejilla, frente, nariz, boca, cuello. Los labios del abogado recorrían con infinito amor cada pedazo de piel. Eran suaves caricias que apenas duraban un segundo, rápidas y delicadas; complementaban a sus manos mientras estas se paseaban por la marcada cintura de su pareja, acariciándole sin descanso. El investigador ante todas esas atenciones reía sin parar, en parte por la dicha y la comodidad de la situación y en parte por las cosquillas, porque con los años Lan WangJi no solo había descubierto aquel punto débil suyo, sino que también había aprendido a usarlo a su favor en según qué situaciones. No era tan cruel como Jiang Cheng, nunca buscaba hacerle llorar o dejarle en el suelo, pero sí que le gustaba escuchar ese alegre alborozo, esas risas que eran música para sus oídos.

Le encantaba.

Perdidos entre las sábanas y los mimos mañaneros, sus bocas acabaron por encontrarse en un beso que era al mismo tiempo apasionado y paciente. Había cierta avidez en el roce de sus labios, pero se movían con lentitud, saboreándose. Quizá fuese más correcto decir que era Lan Zhan el que movía los labios con calma. A pesar de su aluvión de besos tan repentino y aparentemente inexplicable, optó por emplear la calma y la dulzura en aquel encuentro, bailando con sus lenguas un húmedo vals lleno de matices. La profundidad del contacto hizo que Wei Ying acabase por aferrarse a la nuca ajena, enredando los dedos entre los largos y sedosos mechones negros. Todavía llevaba el pelo largo, a pesar de tener ya casi treinta años. Le seguía quedando de escándalo, la verdad, y aunque él había dejado el look de la coleta atrás hace tiempo, no tenía el más mínimo deseo de que su compañero se cortase el pelo. Aunque seguro que, de hacerlo, estaría tremendamente sexy. Al fin y al cabo, él siempre estaba tremendamente sexy.

-Ya podrías despertarme así todos los días, Lan Zhan. -Rio Wei WuXian cuando se separaron, contemplando con cariño el rostro de su pareja. Parecía serio, sí, pero tanto él como Lan XiChen podrían leer su felicidad. Sus ojos dorados tenían una mirada suave dibujada en ellos, contemplaban al investigador como si no hubiera criatura más valiosa en el mundo. Muy probablemente, para él no la hubiera. En sus labios se podía observar —solo si mirabas muy de cerca, eso sí— el atisbo de una sonrisa matutina que poco a poco se iba extendiendo y haciendo más evidente. Quizá en contraste con la de Wei Ying fuese ínfima, porque la suya era enorme y radiante, pero ahí estaba, existía. Y era hermosa-. ¿Por qué tanta efusividad hoy?

-No hay un motivo.

-¿Tu tío no estaba en contra de hacer cosas sin razón?

Lan WangJi se quedó en silencio, pensativo, segundos antes de encogerse de hombros. Su tío estaba en contra de tantas cosas que ya había perdido la cuenta.

-Me malinfluencias. -Se limitó a contestar.

-Creo que es una de las cosas más bonitas que me han dicho nunca. -El abogado dejó escapar algo que parecía un bufido. Sonriente, alegre y divertido, Wei Ying optó por capturar sus labios de nuevo, esta vez en un beso algo más brusco que el anterior, más directo y más corto-. Me encanta malinfluenciarte, que lo sepas.

Y con lo mucho que lo hacía, Lan Zhan daba fe de ello. Una pena que aquella mañana no pudiese ser una mala influencia y arrastrarlo para gastar todo un día de sus vacaciones retozando en la cama. Cuando sus estómagos rugieron, decidieron que era hora de dejarse de besuqueos y bajar a desayunar.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora