18 - A kiss as encouragement

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La primavera alemana era rara. Un día podías estar muriéndote de frío y al siguiente salir en manga corta por la calle. O bueno, no en manga corta, pero sí con una chaquetita fina. Ese era uno de esos días de sol luminoso y calorcillo agradable, uno de esos momentos en los que el entretiempo se vuelve tu estación favorita del año. Wei Ying y Lan Zhan caminaban por las calles de Dresde tomados de la mano, reluciendo de vez en cuando sus anillos gemelos, cuando les golpeaba la luz. Habían salido a dar un paseo antes de la cena, al parecer el abogado quería invitarle a un restaurante caro por su segundo aniversario, y él no era nadie para quejarse. Ni quería quejarse, la verdad. Además, una de esas bonitas cenas románticas era justo lo que necesitaba para despejarse del trabajo tanto en los laboratorios como en las aulas.

Los parques por la tarde eran un clásico, y aquellos por alguna razón se le hacían especialmente bonitos, siempre que no hubiese perros de por medio. Quizá era por el contraste entre la sociedad china y la europea, quién sabe. Contemplando lo que les rodeaba mientras se perdían en una charla agradable y amena —durante la que Wei WuXian contaba toda clase de cosas sobre sus alumnos y su marido asentía y, en ocasiones contadas, le sonreía o le respondía— la mirada del investigador se perdió en dirección a una familia en concreto. Un niño precioso, obviamente adoptado por sus rasgos orientales, de unos seis añitos, se había encaramado a un árbol. Con una enorme sonrisa, saludaba y reía en dirección a dos mujeres que lo contemplaban con ternura. Una de ellas filmaba un vídeo con el móvil que probablemente usaría para avergonzar al chiquillo cuando creciera. La otra se dirigía con los brazos extendidos hacia el árbol, sonriente y divertida.

-Ma, mami, ¡mirad que alto estoy!

-Mucho muchísimo, ya te veo. Salta, Yu, que te cojo.

Una pareja y su hijo. La imagen a Wei Ying se le hizo bonita, sí, porque solo un monstruo sin corazón podría no encontrarla adorable, pero también hizo que sintiese al final del paladar una especie de regusto amargo, un algo extraño que no sabía describir. Y no estaba seguro de si dicha sensación venía dictada por los recuerdos o por una ínfima chispa de envidia.

-Wei Ying, ¿pasa algo?

-¿Eh?

-Has dejado de hablar de repente.

-Vaya. Perdona, Lan Zhan, me he perdido. Ya sabes cómo soy, no me diagnosticaron un déficit de atención en el colegio porque ningún psicólogo me pilló a tiempo de crío. -Bromeó-. Soy un desastre.

-¿Has visto algo que te llame la atención?

-Esa familia. -Con la cabeza, el de ciencias señaló a las dos mujeres y al pequeño. Ahora la del móvil, una muchacha morena y esbelta, tenía al niño en brazos y lo abrazaba mientras su presunta esposa les besaba, primero a ella en los labios y luego a él en la frente-. Simplemente me ha parecido bonito, no sé. Y... me han hecho pensar en algo.

-¿Sí?

Con una escueta pregunta, Lan WangJi le animó a continuar. Su marido desvió la mirada hacia el suelo de grava sobre el que caminaban para, segundos después, apretarle la mano como si buscase fuerzas para hablar.

-¿Qué te parecería si adoptásemos?

-¿Lo dices en serio?

-Sí. Siempre me han gustado los críos, la verdad; aunque entre tú y yo lo de tener hijos por la vía convencional va a ser un poco difícil. Pero... ¿por qué no? Acuérdate de todas las veces que hemos cuidado a A-Ling, a A-Yuan y a A-Yi. Se nos ha dado de maravilla. Y tanto tú como yo tenemos un trabajo estable y un buen sueldo. Creo... creo que puede ser un buen momento. Si quieres, claro. Pero piénsalo, tú, yo, y un bebé, una niña, por ejemplo. Sería precioso.

-Te conozco, Wei Ying. -Lan Zhan no dijo ni que sí ni que no, y su rostro tampoco anticipaba nada-. Hay otra razón.

Wei WuXian suspiró. Cuando dejó escapar una sonrisa, estaba torcida.

-No es justo que me cales tan rápido. -Se quejó-. Te has fijado bien en ese niño, ¿verdad? -El abogado asintió, incitándole a continuar-. Es adoptado. Esas mujeres no son sus madres biológicas, pero las va a adorar como tal porque realmente la sangre no importa. Ese niño cuyos padres no han querido o no han podido cuidar ahora tiene una familia, una oportunidad para ser feliz. Yo también soy adoptado, pero el tío Jiang me dio esa oportunidad cuando ya era un poco tarde. No se lo reprocho, no te confundas, pero a veces desearía que hubiera llegado antes. Ahora puedo hacer lo mismo, ahora podemos, y podemos llegar a tiempo para alguien, quién sea Me gustaría que nos convirtiésemos en una familia para que una personita no tenga que pasar por lo que pasé. Tú y yo, juntos.

Habían detenido sus pasos cerca de un árbol de flores blancas. Lan Zhan le miró directamente a los ojos, segundos antes de sonreír con una de esas expresiones que te roban el corazón y de besarle con suma ternura en los labios. Quizá un poco emocionado, Wei Ying correspondió a ese beso colgándose de su cuello. Era una manera de decir que sí, de decirle que estaba de acuerdo y que le animaba a ello. Querían dar ese paso juntos, sin duda.

-Me encantaría tener una familia contigo, Wei Ying.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora