Capítulo 4 "Tierra, gracias por no tragarme"

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La alarma comenzó a sonar con Broken Strings de James Morrison ft Nelly Furtado. Me desperecé en la cama mientras abría los ojos lentamente y estiré mi brazo derecho para apagarla. Cogí el móvil de la mesita de noche y clavé mi mirada en la pantalla: 09:00. Odiaba profundamente madrugar y más si tenía que hacerlo un fin de semana, pero ese sábado me faltó tiempo para dejar las sábanas a un lado y levantarme, ya que ese no era un día cualquiera, era un día especial.

Levanté la persiana y un Sol radiante apareció en lo alto del cielo depositando sus rayos en el cuadro azul que se reflejaba.

Me dirigí hacia la cocina, cogí la taza amarilla con frases grabadas que tanto me gustaba, saqué la leche del frigorífico y me la llené. La acompañé con un puñado de cereales Lion y entre su sabor a chocolate y caramelo, me puse a pasar los canales de televisión intentando buscar algún programa interesante que ver a esas horas de la mañana, pero lo único que encontré fueron noticias. Así que opté por apagarla y tomarme el desayuno, no podía perder ni un solo segundo de esas maravillosas veinticuatro horas que acababan de comenzar.

Volví a mi habitación y el móvil empezó a vibrar al ritmo de Demasiado perfecto de Nada que decir. Se trataba de un mensaje. Al tocar el botón de desbloqueo, la pantalla se iluminó al igual que se iluminó mi sonrisa al ver quien había sido la persona que me lo había enviado: Hache.

¿Te has despertado ya dormilona o todavía sigues debatiendo con la almohada lo bueno que estoy? Jaja

Hugo era el niño más flipado que podía existir en toda la tierra y la verdad que tenía razones suficientes para serlo porque estaba buenísimo.

Sí, me he despertado, pero para decirte que eres un creído :)

¿Que soy un creído o que estás deseando de llegar al pueblo para verme?

“No tiene remedio” - Pensé para mis adentros.

Las dos cosas…jajajaja

Ya decía yo que una se quedaba corta jaja En ese caso, nos vemos luego, guapa ;D

Hasta dentro de unas horas, feo :)

Dejé el móvil donde estaba y me volví a tumbar en la cama radiante de felicidad. Llevaba enamorada de Hugo desde que le vi por primera vez con tres años, pero él no sentía lo mismo por mí y ese día me lo dijo…

La tarde anterior había estado chateando con él, así que esperé a que se desconectara para atreverme a dar el paso, para pedirle salir aun sabiendo que podría quedar como una pringada, pero tenía once años y la única cosa que tenía clara es que estaba loca por él.

Le mandé el mensaje y me acosté con la esperanza de que por la mañana lo leyese.

Al día siguiente llegué a clase más nerviosa que de costumbre y razones no me faltaban, pero aún me puse más cuando le vi andar hacia mi pupitre.

En ese momento, empecé a arrepentirme de lo que había hecho, pero como siempre, demasiado tarde. Se paró delante de mí y empezó a hablar con esa voz que a más de una le gustaría escuchar el resto de su vida.

-  Marina…he leído el mensaje que me enviaste ayer por la noche y…llevamos siendo amigos desde que empezamos en parvulitos, te tengo muchísimo cariño, pero…yo no siento lo mismo que tú sientes por mí, lo siento. – Dijo sin dejar de mirarme.

En ese instante me hubiera gustado que la tierra me tragase o despertarme de aquella pesadilla que estaba viviendo, pero en lugar de eso, solo pude retirarle la mirada (ya que si seguía manteniéndosela acabaría por darme un ataque cardíaco).

Ya, si es que he sido una gilipollas, una ilusa y una ingenua al pensar que tú podrías fijarte en alguien como yo. Olvídalo. – Me levanté y comencé a andar camino de los cuartos de baño, necesitaba estar sola.

Pero antes de que pudiera salir por la puerta, me agarró del brazo obligándome a girarme.

Espera… - Me soltó y volvió a mirarme fijamente, como hacía apenas unos segundos. – No quiero que ni nuestra amistad ni nada cambie por esto y tú quieres que seamos algo más que amigos, así que… ¿qué te parecería ser la hermana del chico más guapo de todo el colegio? – Preguntó sonriendo.

Me pilló desprevenida. De entre todas las cosas, esa era la que menos me hubiera esperado, ya que Hugo no solía ofrecerle algo así a todas las personas, de hecho, a nadie se lo ofrecía, pero sabía perfectamente la respuesta y se la dije sin vacilar.

Me encantaría. – Respondí con una sonrisa de cabo a rabo.

A partir de ahí, fue cuando empecé a conocerlo realmente y a darme cuenta de que era una afortunada por tenerle a mi lado.

No te olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora