Capítulo 25 "Somos globos llenos de sentimientos en un mundo de alfileres"

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Me quedé asombrada nada más entrar, pues todo estaba ya casi organizado.

Había dos mesas largas colocadas horizontalmente en el centro de la sala, las cuales estaban repletas con todas las cosas que Lucía y yo habíamos comprado: desde botellas de agua hasta refrescos de todo tipo, desde patatas fritas hasta bocadillos de multitud de sabores, desde nubes de algodón de azúcar hasta piruletas con forma de corazón, y una tarta que permanecía guardada en el frigorífico del restaurante que al lado del almacén se encontraba.

No había sillas, por lo que supuse que comeríamos de pie, y eso era mejor ya que así no acabarían todas desperdigadas por cualquier parte, como había ocurrido en otras ocasiones.

Colgadas del techo se podían leer letras que unidas mediante hilo daban sentido a una frase: “FELIZ CUMPLEAÑOS, HUGUITO”.

- ¡Por fin estáis aquí! - Dijo Ángeles acercándose a nosotros nada más vernos entrar. – Erais los únicos que faltabais.

Allí dentro estaban ya todos los niños y niñas del pueblo, además de los compañeros que jugaban en el mismo equipo que Hugo. A simple vista, se podría decir que éramos unos treinta aproximadamente.

- Sí, es que nos hemos retrasado un poquito. – Dijimos mientras saludábamos a la madre de Hugo.

- Ya está casi todo listo, sólo falta hinchar los globos.

-  Está bien, de eso ya nos encargamos nosotros si quiere. – Dije amablemente.

- Estupendo, en ese caso me voy yo para el restaurante que me está esperando mi marido. Cuando terminéis, mándame un mensaje y le aviso a mi hijo para que suba.

- Vale, intentaremos no tardar mucho. – Dije mientras miraba el reloj: las diez de la noche.

Ángeles cogió su abrigo y salió por la puerta a la vez que se lo ponía. Cuando ésta se cerró, fue Carlos el que dio las instrucciones al resto.

- Va gente, vamos a llenarnos los pulmones de aire y a hinchar globos, que este cumpleaños tiene que salir de puta madre.

Todos afirmaron al unísono y dejaron lo que estaban haciendo para ponerse con lo que el mejor amigo de Hugo acababa de decir. Yo dejé la bolsa del regalo en una de las esquinas, y cogí también uno de los muchos globos que había en el montón. Todos eran blancos y azules, pues hacían referencia a los dos colores que representaban al Real Madrid, ya que Hugo, al igual que yo, era merengue hasta la médula.

Comencé a soplar cuando vi a Lucía sentada en el escenario que allí había cabizbaja y me dirigí a hablar con ella. Sin que me viera, puse la boquilla del globo al lado de su oreja y dejé de apretarla haciendo que parte del aire que contenía el globo, saliera.

- ¡Ay! – Dio un respingo cuando sintió el aire deslizarse por el interior de su pabellón auditivo.

No pude evitar soltar una carcajada y comencé a reírme.

- Tonta. – Dijo al girarse y comprobar quién había sido la persona que le había asustado.

- ¿No hinchas globos? – Pregunté al ver que no tenía nada entre las manos.

- No me apetece. Es que como soy una tardona, a lo mejor me tiro demasiado tiempo haciéndolo.

- ¿No me digas que te has enfadado por esa gilipollez? - Pregunté haciendo referencia a la palabra con la que le habia llamado de camino al almacén debido a su tardanza.

Ella no respondió.

- ¿Sabes una cosa? – Sonreí.

- ¿Qué?

- Que eres mi tardona preferida.

Le di un abrazo a la vez que veía como una sonrisa se reflejaba en su rostro. Nos levantamos y al observar que ya estaban todas las personas con círculos azules y blancos en las manos, le mandé el mensaje a Ángeles diciéndole que podía avisar a Hugo cuando quisiera.

Apagamos las luces y nos escondimos por el espacio.

Todos estaban expectantes a que ese chico que tanto llamaba la atención entrase por la puerta, pero yo más que nadie, ya que para mí ese momento, el estar ahí a punto de celebrar el cumpleaños de la mejor persona que podía existir en mi vida, era tan especial como para él.

Estaba tan nerviosa, que no se me pasó por la cabeza esa frase que en Twitter tantas veces había leído: “Somos globos llenos de sentimientos en un mundo rodeado de alfileres.”

Y, aunque yo no lo supiera todavía, algo dentro de mí explotaría dejando salir todos esos sentimientos muy pronto.

No te olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora