Capítulo 14 "Un mal presentimiento"

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Se llevó el silbato a la boca y sopló indicando el inicio de un encuentro que, sin yo saberlo todavía, me recordaría demasiado a otro vivido anteriormente.

La primera pelota rodó en campo nuestro. Hugo jugaba de lateral derecho, pero siempre que podía se unía al ataque para crear ocasiones que sólo él sabía.

Cuando el balón llegó a sus pies, corrió como una exhalación por la banda sorteando a cada uno de los rivales que se encontraba a su paso, pasó el balón a Carlos, que le acompañaba por la otra banda, y éste centró propiciando que Hugo se elevara en un gran salto para meter lo que sería el primer gol del partido con una magnífica y asombrosa chilena.

- Gooool. – Lucía y yo nos levantamos de nuestros asientos elevando los brazos al aire.

- Mira. – Me dijo señalando hacia la derecha.

Allí se encontraban todas esas chicas levantando las cartulinas en las que seguramente habría fotos de él y alguna que otra frase jurándole amor eterno o pidiendo su camiseta.

- ¿Les quitamos las ilusiones nosotras o dejamos que lo haga él?

- Mejor les dejamos que sigan soñando. – Reímos mientras volvíamos a ocupar nuestros sitios.

El balón volvía a estar como al principio, marcando la división entre cada uno de los dos equipos, y el árbitro ejecutó la misma acción que hacía apenas unos minutos.

Los jugadores capitaneados por Aitor movían el cuero por su zona tranquilamente, toque tras toque, sin tener en cuenta que la presión podría llegar en cualquier momento.

Y así fue. Carlos se cruzó entre uno de esos pases e interceptó el balón haciendo que éste llegase otra vez a los pies de Hugo, que se encontraba ya desmarcado.

Con una sutil bicicleta se fue del único defensor que quedaba. Se disponía a chutar cuando otro jugador le dio una patada en el tobillo provocando que se cayera dando una media voltereta.

Rápidamente, el árbitro metió la mano en el bolsillo de su camiseta para enseñarle tarjeta amarilla al jugador que había causado la entrada.

- Eh, eso es roja, arbi. – Comenzaron a vociferar todos los que a mi alrededor se encontraban al ver el color de la tarjeta.

- Este tío no sirve ni para pitar un partido amistoso. – Comentó Lucía.

Pero yo estaba ausente y no atendía ni a los comentarios, ni a los chillidos que se estaban generando, ya que en aquel momento mis ojos estaban fijos en él, y en mi deseo cada vez mayor de que se levantara, porque sabía que si no lo había hecho ya, algo malo pasaba.

No te olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora