Capítulo 15 "Contigo a mi lado, pierdo la noción del tiempo"

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Vi cómo Carlos se enzarzaba en una disputa con el que había sido amonestado, y justo en ese momento, Hugo se puso en pie. Se colocó entre los dos obligando a que se separaran y le puso una mano en el hombro a Carlos para indicarle que no merecía la pena.

Acto seguido, me lanzó una mirada rápida y me sonrió para tranquilizarme, cosa que consiguió porque tan sólo un segundo después estaba otra vez metida de lleno en el partido.

El árbitro le indicó a la barrera formada por tres jugadores dónde tenía que colocarse, mientras el portero hacía señas con las manos para que se movieran más hacia un lado que hacia el otro.

“Qué ingenuo era si creía que el balón no acabaría dentro de su portería" -  Pensé mientras veía cómo Hugo se posicionaba a escasos metros de la barrera.

Él era experto en tiros libres, además de en tantas otras cosas, y no había lanzamiento de falta que se le resistiera. De hecho, habían sido muy pocas las veces que la potencia y la precisión le habían jugado una mala pasada.

Tomó carrerilla y chutó con el empeine, haciendo que el balón cogiera más efecto a medida que se elevaba, y acabó colándose por la escuadra izquierda de la portería.

- ¡Vaamoos! – Gritó mientras se dirigía hacia uno de los córneres a celebrar el segundo gol, seguido de sus compañeros que empezaron a agolparse en torno a él.

- Ese Hugo, cómo mola, se merece una ola. – Empezamos a cantar Lucía y yo, haciendo que un sinfín de brazos se moviesen de arriba abajo simulando el movimiento tan característico que realiza el mar cuando está inquieto.

Al oír la canción, Hugo se giró hacia donde estaba. Una sonrisa torcida se reflejó en su rostro mientras dibujaba un corazón con sus dedos índice y pulgar sin dejar de mirarme.

Sentir su mirada tan intensa fija en la mía hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo y me quedara embobada durante segundos, minutos, horas…no lo sé, había perdido la noción del tiempo.

Se me quitó la cara de tonta cuando escuché a Lucía reír a carcajadas y situar su mano debajo de mi barbilla.

- Madre mía, me has llenado de babas, ¡si lo llego a saber me traigo un cubo! – Dijo mientras continuaba riéndose.

- No me hace gracia. - Dije apartándole la mano y haciendo un intento por ponerme seria.

- Eso es porque no te has visto la cara. – Terminó de reírse y apartó el pelo que se deslizaba por mi cara para darme un beso en la mejilla.

Me reí por dentro porque no, estaba claro que no me había visto la cara, pero tampoco me hacía falta hacerlo para imaginármela, para saber que era la misma cara que había puesto en tantas otras ocasiones cuando me había dedicado algún gol, para saber que era la misma mirada de una chica que lleva enamorada de un chico desde hace tiempo o la sonrisa que te sale inevitablemente cuando te hacen sentir especial.

Y a mí Hugo me hacía sentir especial siempre.

No te olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora