Magia.

210 16 4
                                    

¿Que es la magia sino despertarse una mañana entre las calientitas sabanas de tu cama cuando la noche anterior jurarías haberte quedado dormida en el sofá? La magia es encontrar tu billetera, documentos de identificación y parte de tu dignidad, intactos luego de una noche entera de juerga y alcohol. Magia es cualquier falso hechizo que le ofreces al universo para que te conceda encontrar al amor de tu vida en menos de un día.

Para Dinah la magia se resumía a tan solo un segundo atrás, cuando empezó a ser consciente de todo a su alrededor. Lo primero que sus ojos vieron fue la fachada del edificio de Camila, y enseguida su sentido del oído cobro vida con el rugido de un motor alejándose por la carretera. Giró su rostro y lo único que alcanzó a ver fue una estela de humo que el viejo auto había dejado tras de sí cuando arrancó. Lo que había ocurrido durante las pasadas diez horas se había borrado de su mente, por lo tanto encontrarse en Princeton frente a un edificio de departamentos extremadamente conocido resultaba ser la definición de magia que necesitaba en aquel momento. No hacía falta mayor explicación.

Sus pies se sentían mágicos cuando prácticamente flotaba sobre las escaleras y sus manos también se sintieron así cuando buscó en su mochila el juego de llaves que había robado a Camila en uno de sus múltiples desmayos. Pero el más grande y mágico descubrimiento de aquel día se mostró ante ella cuando la puerta del departamento se abrió sin siquiera haber girado la perilla. Avanzó al interior con pasos suaves y dudosos, se sentía como si aquella fuera la primera vez que entraba en aquel sitio. La mochila se deslizó de su hombro cuando cerró la puerta tras de sí, en otras circunstancias el golpe se habría escuchado en toda la habitación pero no fue así, contrario a eso, lo único que Dinah podía escuchar era una sutil y agradable melodía que provenía de algún lugar en aquella dimensión desconocida.

Caminó alrededor de la habitación sin poder creer lo que veía, un lugar limpio y ordenado que olía a cítricos que la tenía encantada. Las cortinas abiertas justo en aquel momento de la tarde, le daban una iluminación tenue y cálida, la atmósfera perfecta para recostarse en el sofá y relajarse mirando la ciudad por los ventanales mientras bebía una copa de vino, o tal vez un café.

Tanta pulcritud y orden a su alrededor le causó pánico y por segundo creyó haberse equivocado de departamento, pero el número en la puerta no mentía. En un segundo comenzó a sentirse ansiosa, tantas veces que había estado en aquel sitio y era la primera vez que sucedía algo así.

Las paredes comenzaron a cerrarse a su alrededor y cada vez se le hacía más difícil respirar. Algo en esa extraña situación no terminaba por encajar del todo y aunque Dinah lo estaba intentando no conseguía averiguar que era. En un arranque de pánico y ya perdiendo por completo el control se aferró al muro que separaba el comedor de la cocina y con la voz más fuerte y clara que pudo conseguir empezó a gritar. 

—¡¿Camila?! ¡Camilaaaa! Donde sea que te hayas metido, tienes que salir ahora mismo, no sé qué diablos está sucediendo aquí.

Alarmada por los gritos Camila cerró la llave de la regadera, tomó lo primero que vio del toallero y luego de cubrirse abandonó el baño lo más rápido que pudo.

—¿Qué rayos sucede aq...? ¿Dinah? —preguntó con verdadera sorpresa llegando apresuradamente a la estancia. Dinah era la última persona a quien esperaba ver después de todo lo que había sucedido, y con su huida de aquel día y el silencio que vino después Camila estaba segura de que jamás la volvería a ver y sin embargo ahí estaba, hiper ventilando, con la mirada desorbitada y abrazando una pared como si la vida se le fuera en ello. —¿Qué haces aquí?

—Eso mismo te pregunto yo ¿qué mierda está sucediendo aquí?

—Nada está pasando aquí ¿Te encuentras bien?

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora