Capítulo XLVII - Without Me

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Estar con ella podía traducirse como un viaje largo hacia lo mas profundo de la bipolaridad humana. Victoria Sanders Powell era alta y de complexión atlética, de tez blanca, pelinegra y de hermosos ojos azules. Su personalidad, la mayoría del tiempo era tranquila, pero cuando alguien tocaba los botones correctos, su nivel de alarma se elevaba al infinito y entonces no había poder humano que la hiciera detenerse en su contienda. A veces podía ser la chica más cariñosa del mundo y al minuto siguiente usaba cada palabra que conocía de su diccionario de perfección para lastimarte, era perfeccionista y la cantidad de TOC'S que poseía rozaba lo ridículo. Si unías todos los defectos del mundo y los buscabas en Google, el nombre, apellido y la fotografía de Tori aparecerían como el primer resultado. Así era ella; una bella contradicción, y ahora mientras miro al pasado y analizo mejor las cosas, me doy cuenta que todas esas imperfecciones que asustaban tanto a los demás fueron las que me hicieron fijarme en ella.

Desde el divorcio de mis padres comencé a enamorarme de los casos desesperados, si encontraba un perrito mal herido por la calle, lo recogía, lo llevaba a casa y lo mantenía a salvo hasta que pudiera encontrarle un hogar adecuado. En la primaria todos mis amigos eran chicos y chicas que vivían en lugares de acogida y que asistían al colegio gracias a los impuestos, que, según mi madre, todos los adultos pagaban. Actos de caridad, donar mi ropa vieja a los mas necesitados, incluso un par de domingos ayudé al sacerdote de mi comunidad a servir los desayunos. Toda mi vida estuvo enfocada en el servicio a los demás, pero cuando Tori llegó a mi vida y me mostró cuan rota se encontraba, algo dentro de mí se accionó y me adueñé de ella, la arropé bajo mis alas como el más grande proyecto de reparación que jamás tuve, pero lastimosamente en el camino y sin darme cuenta, Victoria perdió su esencia y se convirtió en una copia exacta de mis defectos y virtudes, por lo que al final no estaba segura si me había enamorado de ella o de la parte falsa que durante nuestros años de relación y de manera inconsciente, me había encargado de implantar en ella. Aquello era tan narcisista que no podía creer que viniera de mí, pero no podía hacer nada para cambiarlo y la única persona que me daría una respuesta convincente y que calmara mi mente ya no estaba, así que tenía que arreglármelas yo sola.

Luego del percance en el laboratorio el resto del día transcurrió con la mayor normalidad posible. Seguí el programa y terminé con todos los temas que había preparado la noche anterior e intenté dar lo mejor de mí aunque no estuviera ni siquiera al cuarenta por ciento de mi capacidad habitual. Cuando las clases acabaron me sentía mentalmente drenada y mi cuerpo apenas y respondía a las señales que mi cerebro le enviaba para poder moverse. Ni siquiera sé cómo llegué al auto, pero nada más cerrar la puerta me derrumbé encima de los asientos delanteros, cerré los ojos y me permití descansar por un segundo. Un segundo que terminó por convertirse en interminables horas en las que lo único que rondaba mi mente era ese párrafo específico del Principito.

"No hay que escuchar nunca a las flores. Hay que mirarlas y olerlas. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no sabía alegrarme con ella..."

Nunca en todos mis años de docencia me había pasado algo como eso. Tenía las lecciones y textos en mi mente porque sabía que tarde o temprano iba a utilizarlos, era simplemente una manera de ser practica y dinámica, pero nunca había profundizado mucho más en ello hasta el día de hoy. Me encontraba tan confundida sobre lo que aquello significaba que me perdí y solo tuve noción de que el tiempo había pasado cuando las luces del estacionamiento comenzaron a encenderse una por una. Entonces me levante de mi letargo solo para darme cuenta que además del auto del vigilante, el mío era el único que todavía permanecía aquí. Me sentí avergonzada y tan rápido como mis manos entumecidas por el frío me lo permitieron encendí el motor y en unos segundos ya cruzaba la puerta de salida y me despedía con una sonrisa torpe del agradable sujeto que cuidaba la escuela.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora