1000 hands

159 16 9
                                    

Tal y como Lauren lo prometió volvió al día siguiente y al siguiente hasta que sus visitas empezaron a sentirse como una rutina, pero no precisamente una mala, sino todo lo contrario. La rutina con Camila era el mayor placer del mundo. Todas las mañanas aparecía justo después de que el doctor Reznick y la Doctora Parsons le hicieran la visita de rigor para verificar su avance, luego se quedaba un par de horas hasta que los padres de la morena llegasen para compartir un almuerzo que tendía a durar hasta la hora de la comida y a veces más, un vano intento porqué ambas chicas se separasen, entonces Lauren salía del hospital y se perdía un par de horas por el muelle que tanto le había gustado desde que llegó. Sus paseos servían como inspiración para las clases que ahora daba por videollamada. Cuando la profesora había telefoneado al director de la preparatoria este se había mostrado inamovible en su decisión de despedirla, pero luego de que la planilla entera de profesores entrase en huelga simpatizando con ella, Dalton se vio obligado a contratarla otra vez. Lo que se resumía a que tenía que volver de inmediato a Princeton. Aquello no iba a suceder, no ahora cuando las cosas con Camila empezaban a ir en buena dirección. Así que lo pensó durante toda la noche y a la mañana siguiente durante la videoconferencia para hacerle saber su decisión le propuso dar clases a distancia.

—No le pediría esto si no lo necesitara.

—Es absurdo Lauren, y no va a funcionar. Si en presencia de cualquier profesor los chicos hacen disparates no me quiero ni imaginar lo que van a hacer sin tu total atención. No tiene sentido para mi y la junta de padres tampoco lo va a aceptar.

—Solo serán unas cuantas semanas más. Después te prometo que los mantendré a raya. Seré la peor tirana que Princeton High School haya visto.

—A Nicolette Daddario no va a gustarle lo que acabas de decir.—ambos se partieron de risa por el comentario. Lauren jamás podría igualar a Nicolette, ella era la encarnación del mal y toda la escuela lo sabía. Sin embargo se valía soñar y bien podía usarlo a su favor.

—Si tú no le dices no tiene por qué enterarse.

—Realmente le tienes fe a esto ¿no es así?—la morena, sabiéndose ganadora sonrió y comenzó a dar saltitos de alegría en la cama.—Si esto es un fracaso tu cabeza va a ser la primera en rodar.

—Mis alumnos van a convertirse en una revelación. Serán el curso más avanzado que haya pisado el colegio en cuanto a literatura se refiere.

—¡Basta, Jauregui! Menos palabras y mas acción.

—Por supuesto.

—Empiezas hoy mismo

Las clases marchaban bien y siempre mantenía la atención de toda su clase puesta en ella. El método de enseñanza les parecía moderno y lo arroparon con alegría pero lo que le daba severos dolores de cabeza era la revisión de tareas. Durante las pasadas clases se habían dedicado a destripar tanto a la poesía como a sus escritores, les había pedido entonces que escogieran alguno, el que mas les gustase y que grabasen un video recitando su mejor poesía o debatiendo la particularidad absurda de lo que encontrasen entre sus líneas. Aunado a eso debían escribir un poema desde cero y enviarlo a su correo personal. Quería volverlos unos apasionados de la poesía, por ello es que se había saltado los temarios y les había dado la misma tarea a todos los grados a los que impartía clase. Ahora mientras descargaba los cientos de archivos es que se daba cuenta del tremendo error que había cometido. Y es que ella amaba la poesía pero en este momento mientras perdía valiosos minutos junto a la morena es que le parecía una tortura.

Miró el reloj solo para comprobar que las manecillas del reloj se mantenían intactas en el mismo número que se encontraban la última vez. El tiempo no pasaba y eso comenzaba a abrumarla. Respiró hondo, recargó la cabeza en la cabecera acolchada de la cama y solo entonces cerró los ojos. Vació su mente de cualquier cosa que pudiera perturbarla porque necesitaba mantenerse en completo equilibrio cuando volviese al hospital. Su tiempo con la morena no podía verse empañado por el cansancio o las preocupaciones de su trabajo.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora