Capítulo LI

224 17 2
                                    

Volver a casa cuando eres medianamente independiente puede ser lo mejor o lo peor del mundo. En mi caso era la segunda opción y ante cada kilómetro que el auto avanzaba sentía como si me estuviese dirigiendo a la guillotina misma. Porque si una cosa era segura es que mis padres no me dejarían volver a Princeton y me lo habían dicho con todas sus letras las últimas cuatro veces que hablamos, pero yo quería volver. En el fondo tenía un diminuto resquicio de esperanza de que Lauren quisiera verme algún día y si me iba del pueblo entonces esa posibilidad se esfumaría por completo.

A este punto del partido ya no era una cuestión de amor o desesperación, se trataba de orgullo. Quería rescatar el pedazo de dignidad que perdí en ese aparcamiento ¿y para que mentir? también quería ver sus ojos verdes una última vez.

Para la familia Cabello la privacidad y tranquilidad lo era todo por lo que nada más reunir el dinero suficiente, compraron una propiedad en aquel sitio, construyeron a su gusto y se mudaron a un ambiente completamente distinto al que estaban acostumbrados, un logro enorme que fue obtenido a base de trabajo duro e inteligencia, algo que muchos de los que vivían ahí ni siquiera conocían.

Los Hamptons era una comunidad esencialmente de ricos y famosos que querían mantener un perfil bajo y se refugiaban en sus mansiones de verano para disfrutar de la compañía de personas con el mismo ego y cuenta bancaria que ellos. Esta comunidad se regía por apariencias y el absoluto manejo de la elegancia entre sus habitantes. Y todo aquello fue notable nada más empezar a recorrer los senderos con mansiones que gritaban "poder y riqueza" en cada rincón de su fachada. Las miradas embelesadas de Kelsey y Graham hacían sonreír a la pelinegra que se deleitaba con el solo hecho de contemplar la sorpresa en sus dos amigos que no habían tenido la oportunidad de acompañarla antes.

—Son bonitas ¿cierto? —señaló con diversión mientras se acercaba a la división de asientos delanteros. La pareja se giró al mismo tiempo y ambos le dedicaron una mirada de burla.

—Bonito es nada— respondió Graham mirando hacia la casa de la familia Smith por la ventana. —Es...es impresionante. Ofensivamente ostentoso. ¡Es ridículo!

—Ni dando clases cada día durante cien años podría pagar algo como esto. —añadió Kelsey igual de impactada que el castaño.

Camila rió por las actitudes de sus amigos. Los entendía porque a pesar de haber vivido durante años en aquel sitio, nunca pudo acostumbrarse del todo.

—El GPS dice que debemos girar a la izquierda en la siguiente calle Camila, pero no hay más sendero por el cual seguir. — informó el castaño apretando firmemente el volante con una mano mientras que con la otra manipulada el teléfono que los había guiado durante todo el camino.

—Da vuelta en "U" y entra por ese camino de terracería.

—Pero ese camino da a la playa. —interrumpió Kelsey mirando a Camila como si estuviese loca.

—Lo sé.

—Entonces ¿por qué nos dirigimos hacia allá?

—Confía en mí, sé lo que hago.

Y así lo hizo, Graham siguió las instrucciones de Camila. Transitaron por un sendero de gravilla durante varios minutos y justo cundo creyeron que no había más camino por delante una moderna edificación los recibió causando sorpresa tanto en ellos como en el auto que los seguía.

—¿Esta es tu casa? —indagó Kelsey bajando del auto luego de haberse estacionado justo en la entrada. Camila asintió con un poco de timidez por la reacción que estaban teniendo sus amigos y en lugar de seguirlos rodeó el auto, abrió el portaequipajes y empezó a bajar las maletas.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora