Capítulo III

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Era una completa equivocación y Lauren se dio cuenta demasiado tarde.

Nicolette Daddario estaba de pie justo frente a ella mirándola con curiosidad y una mezcla entre sorpresa y preocupación. ¿Qué iba a decir ahora?

De acuerdo con sus expectativas aquel encuentro iba a ser totalmente distinto, ella se postraría tan segura como fuera posible frente a la puerta del laboratorio y como si no tuviera importancia iba a preguntarle a la castaña si podía salir.

En su imaginación Nicolette aceptaría cualquier excusa que la hiciera alejarse de su aula por tiempo indefinido y la seguiría hasta la cafetería donde iba a rogar por un consejo o una mínima de apoyo sin importar que este viniera acompañado de burlas y comentarios ácidos. No le importaba en absoluto darle a Nicolette Daddario las armas para toda una vida de burlas y humillaciones si de esa manera conseguía calmar, aunque sea un poco, las turbulentas aguas de su mente.

Pero ahora la realidad la estaba atormentando y todas sus expectativas se habían venido abajo con tan solo verla. Detalló su semblante serio y curioso. Se sintió pequeña y completamente avergonzada de ese extraño bloqueo que estaba impidiendo a su cerebro actuar con normalidad. Nicolette alzo la ceja mientras su mano se movía con lentitud frente al rostro de Lauren.

Maldita ella y sus decisiones imprudentes. Bien podría haber esperado un par de horas hasta el almuerzo y entonces, solo entonces le hubiese contado a Kelsey lo sucedido con Camila. Pero no, tres periodos le parecían demasiado tiempo y si era completamente sincera consigo misma había algo dentro de ella que no quería contárselo a la rubia. Tal vez solo era ansiedad ante la reacción que pudiera tener o quizá, solo quizá tuviera miedo a que la defendiera a ella, lo cual era probable dado que tanto Kelsey como Camila habían forjado una sólida amistad desde que Lauren comenzara su docencia en la preparatoria.

Al uña y mugre que definía a la dupla que formaban Lauren y Camila, se le añadió un tercero y fundamental para su buen funcionamiento; el barniz rojo, este era perfectamente representado por la rubia quien fungía como pegamento para su alocada y dispareja tercia. Desde consejera y amiga vengadora, hasta madre sustituta, eso era Kelsey para la pareja.

Kelsey Holt era el más perfecto y pacifico terreno neutral al cual podían recurrir en sus discusiones. Para la profesora aquello no había significado problema, pero como todo y todos en la vida, Kelsey tenía por costumbre inclinarse hacia algún lado en concreto e inconscientemente aquella parte siempre era Camila, era ella quien siempre salía victoriosa y quien obtenía su completo apoyo. A Lauren esto nunca le molestó puesto que siempre podría apelar la sentencia de la rubia en la comodidad de su habitación con métodos distintos y en igualdad de condiciones.

Pero hoy era diferente, esta vez quería ser ella quien tuviera la razón, quería sentirse comprendida, quería llorar gritar y patalear. Quería confiar ciegamente en la entereza de quien la estuviera sosteniendo, pero sobre todo quería tener la seguridad de que aquella persona permanecería a su lado sin importarle cuan desagradable pudiera llegar a ser. Necesitaba compartir con alguien aquello que le presionaba el pecho y le hacía nudos la garganta, quería sacar poco a poco la tristeza que la embargaba antes de que terminara asfixiándola.

Alguna vez y en algún sitio que no recordaba, Lauren leyó un proverbio sueco que decía:

"Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena"

Lauren era escéptica a las soluciones milagrosas aun si estas provenían de eso que tanto amaba, pero esta vez realmente necesitaba compartir su dolor con alguien y esperaba encontrar en la profesora Daddario al menos una pequeña reducción de la pena que su corazón sentía. Pero ahora que la veía tan alta e imponente frente a ella se había quedado sin habla.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora