Capítulo X

375 22 0
                                    

"La literatura es esencialmente soledad. Se escribe en soledad, se lee en soledad y, pese a todo, el acto de la lectura permite una comunicación entre dos seres humanos.” — Lauren recitó y  sonriendo  se detuvo  junto a uno de sus más fieles estudiantes, Jefferson Carter, quien la veía con profunda admiración, como si todo lo que saliera de su boca fuera la completa revelación de un mundo perfectamente ideal. — Debo confesar que quien lo dijo es una de mis figuras favoritas de la escritura moderna. Entre sus libros más conocidos se encuentran La trilogía de Nueva York, Moon Palace, La música del azar, El libro de las ilusiones y Brooklyn Follies. Fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia en 1992 y recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006. ¿Alguien sabe de quien estoy hablando?

Rostros callados y faltos de emoción eran el panorama que Lauren Jauregui tenía a su alrededor. El anhelado viernes había llegado y era notorio en el ambiente lo cansados que estaban todos de la escuela. Lauren no podía culparlos,ella también estaba agotada, su día no había sido el mejor y más provechoso pero aún así intentaba sacarle una última gota de valor a aquella desastrosa semana, como mejor sabia hacerlo,enseñando sobre algo que amaba profundamente y que estaba segura no iba a traicionarla.

Las horas finales de cada viernes estaban destinadas a los talleres y actividades extracurriculares que los estudiantes habían elegido durante la selección de materias a principios de semestre,y el taller de literatura como cada año había logrado llenar los sitios vacantes que los graduados anteriores habían dejado. Repasó cada rostro, detalló cada mirada y finalmente se resignó ante la silenciosa respuesta que había obtenido.

—Su interés por el tema me abruma— suspiró decepcionada mientras hacía su camino de regreso al escritorio.— Por  lo tanto voy a dejar que ustedes mismos lo averigüen. En consideración a lo cansados que "estamos"  de escucharme hablar, voy  a darles una oportunidad única e irrepetible. Pueden sacar sus teléfonos y averiguar de quien se trata. —el semblante de todos cambió  y rápido se apresuraron a sacarlos de sus bien pensados escondites. Lauren negó divertida observando uno por uno la emoción que presentaban. — cuando lo hayan descubierto...

Angelina Lafleur levantó su mano interrumpiendo a Lauren.

― Paul Auster— respondió sonriente mientras que Jefferson gruñía a su teléfono y maldecía la terrible conexión wifi que tenía el instituto.

—Muy bien señorita Lafleur —Angelina se sonrojó ante el cumplido mirando hacia el piso. —Pero, me habría impresionado mucho más que lo supiese sin necesidad de un teléfono, el cual sinceramente  me hace dudar  del coeficiente que ha mostrado en mis clases. —Angelina mantuvo su rostro bajo deseando que la profesora la retirara cuanto antes de ser el centro de atención. —Gracias a la señorita Lafleur ya sabemos quien lo dijo,por lo tanto Paul Auster ya no es importante, sin embargo sus palabras si lo son, y en consideración a ellas quiero que elijan uno de los títulos que acabo de mencionar y realicen un ensayo final sobre el.  Ni más ni menos que diez mil palabras. Voy a revisar minuciosamente cada uno de sus ensayos y sabré si hacen trampa ¿correcto?— aparentemente el silencio se había convertido en la respuesta favorita de los estudiantes aquella tarde. Antes de enojarse Lauren decidió recordarles el motivo que los llevaba a reunirse cada viernes en el mismo sitio. —Me temo que estamos olvidando algo importante. El taller de literatura no es una asignatura más, por lo tanto las notas que obtengan aquí serán completamente nulas para la calificación global. Se que lo saben y quiero creer que si han elegido mi taller es porqué las clases diarias no les son suficientes, que quieren más, que tienen hambre de saber y que están absolutamente convencidos de que la ignorancia es el peor mal al que el ser humano está expuesto. Si están aquí es porque ustedes así lo han querido, nadie los ha obligado ni manipulado para elegirme y aún así lo han hecho, entonces les pido absoluto compromiso de su parte y a cambio yo voy a darles un tesoro sin igual que los va a enriquecer en un plano completamente diferente al económico. Aunque si saben mover sus piezas y de verdad desean dedicarse a las letras por el resto de su vida, creo que podemos sacarle unos cuantos dólares a su talento. El límite es infinito.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora