Shameless

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Si esta iba a ser la conversación definitiva me encantaba que fuese en este lugar. Un sitio repleto de vegetación y nieve que bien podía repartirse la calidez y el frío cuando se necesitara. Esperaba que a pesar del aviso de tormenta el clima jugase a mi favor y me diera un par de horas de tregua. Si no me iba muy bien caminando sobre concreto no quería ni imaginarme mi futuro andando encima de un hielo muy fino.

Con tantos sentimientos hirviendo en mi interior no estaba segura de a cual de todos debía de hacerle caso. Si al miedo de que al verme me rechazara, o quizás al alivio porque finalmente y a pesar de todo, me había llamado, me había elegido a mí. Eso debía contar ¿cierto?

La alegría y la tristeza se peleaban por subirse a la cima mientras mis pasos me llevaban a su encuentro, el cual apenas girara en el siguiente pasillo se volvería inminente.

De pie frente a su puerta respiré pausadamente, me tomé mi tiempo para saborear la tranquilidad que había a mi alrededor y pensar en lo que quería decirle, no habría otro momento más que este, mi oportunidad se resumía a lo que haría cuando la mirara a los ojos, a las palabras que saldrían de mi boca, a los insignificantes minutos que durara mi discurso de disculpa y luego todo habría acabado, para bien o para mal. Golpeé la puerta de madera un par de veces sin recibir contestación esperaba que eso fuese un aviso de mi presencia y de esa manera no interrumpir cualquier cosa que Camila estuviese haciendo. Nadie respondió, lo tomé como una invitación y con cuidado abrí la puerta un par de centímetros, entonces me las arreglé para asomar la cabeza por el hueco y di un rápido vistazo alrededor de la habitación, la encontré vacía, la cama estaba destendida pero no había rastro alguno de ella. Su ausencia fue lo que me animó a entrar y sumergirme finalmente en sus dominios. Con extrema calma recorrí la habitación deseando empaparme de lo que su mundo ahora representaba. En su mesilla de noche había demasiados medicamentes con nombres raros que nunca comprendería, los observe con atención preguntándome por que estarían ahí dado el historial de Camila pero no lo pensé demasiado, en cambio dirigí mi atención a los cuadros que adornaban las paredes. Uno pensaría que los Cabello, lejos de buscar complicaciones, se quedarían con la decoración propia de lo que una habitación de hospital significaba pero no, ellos habían decidido volverla tan o mas acogedora que la misma habitación de su hija en "Los Hamptons". Cuadros pequeños y medianos descansaban sobre las paredes dándole un aspecto mucho más cálido y hogareño. Yo conocía a la mayoría de los artistas tras las pinturas debido a que siempre habían sido los favoritos de Camila. Su gusto por el arte minimalista y caricaturesco seguía ahí, sonreí mientras observaba el pequeño cuadro sobre su cama. No era sino un atrapasueños o al menos un dibujo sin color que lo representaba pero me hizo ilusión el significado, y de un momento a otro me vi deseando que funcionara. Quería que aquel dibujo sin vida aparente se llevara sus pesadillas y dejara únicamente los buenos sueños. Solo bastó un segundo para que mi mirada se posara en los cajones de su closet, había unos cuantos vacíos pero otros estaban a rebosar de ropa. No tuve que acercarme para adivinar las prendas, solo fue necesario ver las bragas en mitad de la madera para que mis mejillas enrojecieran. Luego de ese incidente mantuve mi curiosidad a raya y me alejé antes de que mis ojos, habidos de saber, se entretuvieran de más en lo que no debían.

No me sentía cómoda invadiendo su privacidad de aquella manera así que di media vuelta con la total intención de irme, pero mis pies se enredaron en algo y en cuestión de segundos estaba con la boca besando el suelo. El dolor en mi cadera y rodillas me recordaba que el golpe había sido duro, pero la molestia en mi estomago gritaba que había algo en el sitio incorrecto. Me asusté y creyendo que algo se había desprendido de mi cuerpo me levanté deprisa y con desesperación comencé a revisar cada parte de mi anatomía, respire aliviada al encontrar todo en su sitio. Pero si no era un pedazo de intestino lo que me incomodaba ¿qué rayos era? . Dispuesta a descubrirlo bajé la mirada y no pude evitar sorprenderme al ver un cuaderno de composición como los que mis alumnos llevaban a clase, en las líneas de la portada "In the dark". La habitación se sintió helada cuando lo tuve entre mis manos, y cuando mis dedos se deslizaron hacia la primera página mis labios se secaron y un nudo se instaló en mi garganta. Supe que se trataba de su diario nada más ver su letra desprolija y algunas letras fuera de lugar. Me moría por leerlo, quería conocer todos y cada uno de sus pensamientos, necesitaba tener conocimiento de todo cuanto ella tuvo que atravesar para poder hacerlos míos. Tenía que compartir su dolor. Pero no podía invadir su privacidad de aquella manera tan cruda. Si Camila quería mostrármelo ella me lo daría, lo único que debía hacer era tener paciencia.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora