El hechizo de Zeref

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Los calmados y lentos pasos del mago resonaron por todo el gran pasillo.

Acababa de terminar con el problema relacionado acerca del desastre causado en Tártaros. Los magos de Fairy Tail y Sabertooth habían arruinado los planes del imperio. Y ahora tenía que encargarse de otros asuntos.

- Invel- le llamó Larcade, quien se encontraba al frente suyo con una sonrisa serena.

- ¿qué quieres?- quiso saber el mencionado fastidiado por el Dragneel blanco. No le agradaba el hecho de que sólo lo buscase cuando se le apeteciera, el niño rebelde nunca escuchaba sus pedidos. Suficiente tenía con que se salteara las reuniones de August.

- supe que mi padre trajo a una humana- declaró cerrando sus ojos.

El general de invierno entrecerró los suyos. Este muchacho era problemático a su manera.

- ¿cuál es tu punto?

- quiero conocerla- respondió con calma. Necesitaba ver quién era la persona que tenía el favor de su temible padre. Siempre había envidiado a Natsu Dragneel porque el mago oscuro lo quería más que a su propio hijo, pero al parecer, existía incluso una mujer en la que aquel estaba interesado.

- no estoy aquí para servirte a ti- fue la respuesta que le dio el general de las fuerzas oscuras antes de seguir con su paso.

Conocía las tendencias cínicas del rubio arrogante cuando algo estaba relacionado al afecto de su superior. Suspiró pensando que Lucy Heartfilia podría ser alguien extremadamente problemática. Con sólo su presencia, había logrado alborotar toda la organizada estructura que había mantenido en calma durante años. A pesar de eso, no podía deshacerse de ella.

- su majestad- saludó Invel, anunciándose mientras entraba a la sala principal del palacio.

Este no le dio ni siquiera una mirada, en cambio mantenía su atención fija a un grupo de gente cerca de un muchacho.

Suavizó sus ojos por unos segundos. Gray estaba siendo rodeado por sus nuevos compañeros de Avatar.

Él parecía a gusto con ellos e igual de aterrador. Su marca de devil slayer se mantenía presente en todo momento y su aspecto había cambiado.

Lo había dejado ser consumido por la magia de Deliora. Nunca supo cuándo un demonio de su libro había sido tan útil.

Podría haber acabado con su vida o mandarlo lejos, pero sería un acto de suicidio o algo parecido si hacía eso. Además era la vida de Gray Fullbuster, no Zeref Dragneel la que se estaba perdiendo. Mavis le había dicho que las vidas tendrían que ser apreciadas.

En tanto al plan de alejarlo, no le causaba seguridad. Era como tener un mosquito y conocer su existencia en una habitación sin saber en dónde o qué hacía específicamente.

Era inseguro.

- oye, Invel- murmuró el mago oscuro más poderoso de la historia sin quitarle la vista de encima a la reencarnación de su alma- ¿cómo se incorporó Gray al despertar?

- su majestad- el muchacho de pelo celeste aclaró su garganta- Gray Fullbuster se había despertado confundido pero entró en cierto trance antes de aceptar todo lo que le dijimos

- así que lo hizo, eh..- murmuró satisfecho por lo que escuchaba. Aunque también escéptico.

Era cruel, pero era para protegerlos. Si ambos no se recordasen, las cosas serían mucho más sencillas para todos. Si olvidaran el amor que nació entre ellos, entonces nunca se desataría un caos.

Lo hubiese aceptado si la persona de la cual la rubia se había enamorado fuese su hermano, Natsu; o el talentoso nieto de Makarov Dreyar, Laxus; o el maestro de Sabertooth, Sting. Incluso estaría bien si aquel era una estrella, en referencia al espíritu de Leo.

El ángel del demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora